Su éxito fue tan fugaz como su vida. Cris Miró, la primera mujer transgénero que deslumbró en el escenario del Teatro Maipo y se convirtió en la Vedette del Año en 1995, murió el 1° de junio de 1999 de un cáncer linfático. Tenía tan solo 33 años.
Nació con el cuerpo y el nombre de Gerardo Elías Virgues, pero ninguno de los dos le calzaban como su corazón le indicaba. Quien se sentía mujer y amaba la feminidad llegó al mundo el 16 de septiembre de 1965 en la Ciudad de Buenos Aires y siempre supo que los vestidos le lucían mejor que los pantalones.
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Su infancia y su adolescencia en los años 70 y 80 no fueron fáciles., porque transcurrió dichos períodos en medio del escenario represivo de la última dictadura militar. Mucho menos cuando se dio cuenta de que estaba enamorada de un compañero de la escuela secundaria, donde la hostigaban, discriminaban y sufría el fenómeno que con el paso del tiempo pasó a ser conocido como bullying.
Cris Miró, de la facultad a la Avenida Corrientes
Mientras estudiaba en la Facultad de Odontología, la bella mujer trans de cuerpo escultural, largos cabellos morochos y ojos claros pasó a llamarse Cris Miró. Ocurrió cuando fue “descubierta” por el productor y empresario Juanito Belmonte en un cóctel durante 1993.
Gracias a su belleza, su simpatía y su profesionalismo, llegó al escenario del Teatro Maipo en la obra Viva la Revista, convocada por el célebre Lino Patalano en 1995. Ese mismo año logró un título impensado hasta entonces: la Vedette del Año.
Mientras tanto, estudiaba danza con Julio Bocca y teatro con Alejandra Boero. Ella quería crecer y desarrollar su carrera artística, que también la llevó al cine de la mano de Luis Puenzo, en La peste.
La actriz y bailarina se convirtió en defensora de los derechos LGBTIQ+ y también en la primera mujer transgénero en ser aceptada, respetada y elogiada por la sociedad en la Argentina.
La fragilidad de su salud
El primer susto por culpa de su salud fue en 1995, su gran año profesional, cuando la internaron en el Hospital Fernández, donde su hermano Esteban era uno de los médicos. Aunque algunas fuentes hablaron en ese momento de que el examen de HIV le había dado positivo, oficialmente se informó que padecía una afección pulmonar.
Desde entonces, alternó su vida en el escenario con las visitas a los médicos. Sus familiares desmintieron durante ese tiempo que Cris Miró tuviera sida. Ella misma, en septiembre de 1998 y al salir de una internación por supuesto consumo de agua contaminada, dijo: “No inventen más, no tengo sida”.
La muerte inesperada de Cris Miró
El fatídico año 1999 estuvo internada tres veces. La primera vez había sido en el verano, cuando tuvo que suspender sus shows en la costa atlántica por un dolor lumbar y se internó en una clínica de Mar de Ajó. La segunda, el 22 de febrero en el Sanatorio del Norte, por estudios óseo-medulares que desembocaron en una internación urgente.
El jueves 20 de mayo se presentó en el sanatorio Santa Isabel de Caballito, con fiebre, alergia y fuerte dolor en el pecho. Estaba delgada y desmejorada, y prácticamente no podía respirar. Quedó internada por tercera vez en ese año.
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Debido al bajo nivel de sus defensas, colocaron un cartel escrito a mano en la habitación 307 que prohibía la entrada. Solamente podían ingresar los médicos y su madre, Hilda de Virgues, debidamente protegidos por ambos y barbijos.
Una semana después le diagnosticaron un cáncer linfático que había avanzado rápidamente debido a su juventud. Poco después de las dos de la tarde del 1 de junio de 1999, apenas cuatro años después de su gran éxito y con 33 años, la diva falleció en circunstancias tan secretas como misteriosas.