Su padre, José Cibrián, fue un actor heredero de una familia de artistas españoles y aristocráticos. Su madre, Ana María Campoy, una actriz nacida en Colombia y proveniente de una familia pobre, que huía de la guerra y el hambre. Como los dos se convirtieron en estrellas del espectáculo, Pepito Cibrián creció muy solo, en un lujoso petit hotel de la calle Posadas.
A raíz de una gira teatral protagonizada por sus padres, José Cibrián Campoy nació en La Habana, Cuba, el 13 de mayo de 1948. También su madre había nacido en otra ciudad, Bogotá, durante un tour teatral de su abuela, Ana Tormo. Durante un viaje en Cuba, el argentino hijo de españoles Pepe Cibrián vio una foto de Ana María Campoy y se enamoró de ella. Pidió que los presentaran y al mes vivían juntos.
Ya en Buenos Aires, las dos figuras repartían su tiempo entre el cine, el teatro y la radio, y después salían a cenar. Al día siguiente se levantaban tarde y Pepito ya había salido para su escuela, donde estaba medio pupilo.
Por eso, la realidad era que si el chico quería ver a sus padres, tenía que ir al teatro y encontrarlos tras bambalinas. Muy de vez en cuando, se lo permitían. Mientras tanto, su infancia fue muy solitaria. No le faltaba amor, porque sus padres lo adoraban, pero lo veían muy poco. Casi nada.
Pepe Cibrián: solo en el lujoso petit hotel
Pepito se crió solo en una mansión ubicada en la coqueta calle Posadas de la Ciudad de Buenos Aires, esquina avenida Callao. Una paquetería. El lugar tenía tres pisos y entrada de adoquines para carruajes tirados a caballos, como en el Teatro Colón.
Como sus padres no estaban, hasta los 11 años lo crió una niñera mexicana, que se convirtió en su “mamá postiza” y a la que recuerda con mucho amor. Pero desde los 12, fue acompañado por las distintas mucamas que se ocupaban de la limpieza del petit hotel.
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En una entrevista publicada en la revista Gente, Pepito Cibrián contó: “Los padres actores de ahora tienen más conciencia de su maternidad y su paternidad, pero antes no estaban planteadas de manera social y cultural. No lo reprocho, pero eso no significa que no lo haya padecido.”
“Mis padres me amaban con pasión, pero sufrí mi soledad. Eso me generó imaginar duendes, fantasías y diferentes situaciones que me permitieron crear desde muy chico. Me armaba mis propios mundos”, agregó quien soñaba con ser Papa, pero se convirtió en autor, actor y director teatral.
Momento de achicarse
Después de haber vivido en mansiones enormes, durante la pandemia se movilizaron muchas emociones en Pepito Cibrián, que empezó a desprenderse de muchas de sus colecciones adquiridas en sus viajes alrededor del mundo. Ya había sufrido un cáncer y una caída en la que se fracturó la cara, donde recibió diez puntos, y se dio cuenta de que la salud era mucho más importante que las cosas.
A través de su Instagram vendió más de 120 anillos, enormes y barrocos, que en una época compraba de manera compulsiva. Se cansó de usarlos y se agotó de vivir rodeado de cosas y más cosas. Sintió que necesitaba continuar su vida de manera más liviana.
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Casado y separado el año pasado de Nahuel Lodi, después de que se descubrió que el hombre le fue infiel menos de un mes después de la boda, Pepito Cibrián cumple 75 años soñando con el amor para siempre.
