El humor es su lenguaje en común. Pablo Echarri, Fernán Mirás y Mike Amigorena se comunican con una sola mirada y no hay oportunidad en la que no desemboque en una risa compartida. Gracias a la amistad que supieron construir más allá de las tablas, a ellos no les hacen falta las palabras para entenderse.
Los actores se vuelven a encontrar, nuevamente arriba del escenario, al frente de ART, la obra de teatro que gira alrededor de la relación de tres amigos y que ya puede verse en el Teatro Multitabarís.
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TN Show habló en exclusiva con los protagonistas de la obra, los tres muy emocionados por el regreso a las tablas. La charla sobre la producción no tardó en desembocar en lo importante que es la complicidad arriba y abajo del escenario.
¿De qué se trata la obra de teatro “ART”?
Serge, Marc e Iván son amigos desde siempre. La compra de un cuadro blanco hace tambalear los valores que creían compartir cuando se preguntan ¿Cuánto conocemos, en realidad, a nuestros mejores amigos? En la historia de esta amistad ninguno volverá a ser el de antes, aunque entre amigos siempre queda lugar para el perdón y, tal vez, para un nuevo comienzo.
La obra, escrita por Yasmina Reza, logró convertirse en un suceso de localidades agotadas durante la década del ‘90, cuando Ricardo Darín y Germán Palacios fueron los encargados de protagonizar su primera versión en el Teatro Blanca Podestá de Buenos Aires. En aquella puesta, Oscar Martínez y Germán Palacios formaban parte, junto con Darín, del trío protagónico. El director era el irlandés Mick Gordon y la puesta en Buenos Aires replicaba la que había montado su colega Matthew Warchus en Londres, en 1996.
Un éxito cuestionado por el arte contemporáneo
Pensada como un ejercicio escénico, un juego, la obra ofendió al mundo del arte, que vio allí viejos prejuicios y una burla acerca de esa premisa desconfiada contra el arte contemporáneo: ¿esto es arte? Yasmina Reza, se defendió, explicando que su texto utilizaba la compra de un cuadro blanco, sobre el que hay trazadas unas líneas del mismo color —que solo el feliz propietario parece percibir—, como pretexto para hablar de las relaciones humanas, los vínculos y cómo pueden ponerse en jaque los lazos de afecto por diferencias que emergen como de la nada.
Como de un cuadro blanco que unos consideran obra maestra y otros esnobismo ridículo. Su fuente de inspiración, claro, fue el famoso óleo “Blanco sobre blanco”, hito del suprematismo que el ruso Kazimir Malevich pintó un año después de la revolución.
Cuando la obra se tradujo al español y se estrenó en la Argentina, se convirtió en uno de esos fenómenos que sueñan todos los actores y productores: años en cartel con entradas agotadas, salas llenas y el cruce a España, donde siguieron representándola con éxito.