Mientras en la Argentina del año 2000 muchos hacían las valijas y veían la opción de irse como un salvavidas, Donato De Santis llegaba y poco le importaba la situación económica del país. Para este chef nacido en el norte de Italia y criado en el sur, no había tragedia peor que la que había vivido unos años antes cuando trabajaba en la glamorosa mansión de Gianni Versace.
Donato vivió y sufrió de cerca el trágico final del famoso diseñador italiano, quien fuera asesinado el 15 de julio 1997. El ahora muy conocido chef, por entonces era un cocinero de alta reputación en los Estados Unidos. Había trabajado en California (costa oeste), también en Chicago (costa este), hasta llegar al sur, a La Florida, donde finalmente se convirtió en el chef personal de Versace.
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Aquel crimen lo cambió todo. Para De Santis fue un tembladeral que lo marcó de por vida porque no fue solo tener que reiniciarse laboralmente, sino que en el medio, además, debió pasar por situaciones emocionalmente muy fuertes, como tener que reconocer el cuerpo del diseñador en la morgue.
Fue una etapa larga y densa para Donato, por más que el crimen se haya “resuelto” apenas ocho días más tarde, cuando Andrew Cunanan -responsable de matar a Versace de dos tiros en la cabeza- fue encontrado muerto, por suicidio, en una casa flotante en Miami.
Al tiempo, Donato De Santis se mudó por última vez dentro de los Estados Unidos antes de cambiar de vida para siempre: estuvo en Nueva York, donde abrió un restaurante, y también trabajó para Donatella Versace, la hermana del modisto. Pero el camino norteamericano había llegado a su fin.
Donato De Santis: el chef, la Argentina y cómo escapar a la tragedia
Donato De Santis, que hoy tiene 58 años, tenía 36 cuando llegó a la Argentina. Y si bien era un chef reconocido a nivel internacional, en especial por la chapa que le daba haber cocinado para Versace, la realidad es que arribó a un país en crisis, a punto de un estallido social que terminó ocurriendo poco más de un año después de su llegada a Buenos Aires.
Pero aun así, el chef buscó la felicidad haciendo lo que mejor sabía hacer: cocinar. Antes de abrir su propio restaurante (Cucina Paradiso), se relacionó con uno de sus colegas más famosos de la Argentina: el Gato Dumas. Además de dar clases de cocina, empezó a aparecer en la televisión. Ahí se hizo figura del canal “El Gourmet”, donde su imagen despegó para siempre.
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Su calidad como cocinero, su carisma y su acento, lo convirtieron en un personaje rápidamente conocido. Una de las más cautivadas por su personalidad fue Micaela Paglayán. La televidente, y aficionada a la cocina, conoció al Tano y el amor no tardó en llegar.
A diferencia de la mayoría de los platos elaborados, ese romance se cocinó a fuego rápido. Fue un fast food, pero para nada chatarra: enseguida la pareja se consolidó y en 2004 Donato y Micaela se casaron. Hace 22 años que están juntos y en ese lapso tuvieron a sus dos hijas, Raffaela y Francesca.
Desde hace unos años, además de su éxito como empresario y emprendedor gastronómico, el cocinero brilla como uno de los jurados del programa de televisión MasterChef (Telefé). Lejos en el tiempo quedan aquellos platos a la italiana, como el risotto blanco que Versace adoraba; como también queda lejos el llamado de la arquitecta que estaba trabajando en unas reformas en la “Casa Casuarina”, la mansión en la que el diseñador fue asesinado, avisándole a Donato lo que había ocurrido aquel 15 de julio.
Esa tragedia lo marcó para siempre y lo obligó a reinventarse. En esa reinvención, llegó a la Argentina, conoció a su gran amor y desde hace 22 años encontró su lugar en el mundo.
