El actor Gastón Pauls decidió contar su historia al mejor estilo Maradona en La Noche del Diez (eltrece): realizándose una entrevista a sí mismo en la última emisión de su programa Seres Libres (Crónica).
Se sabe que muchos años de su vida estuvieron atravesados por el consumo de sustancias. Sin embargo, no se conocían algunos detalles en los que profundizó.
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El testimonio en primera persona de Gastón Pauls
Gaston Pauls siempre hace hincapié en que el verdadero problema de los adictos es que creen controlar el consumo. “Yo vi cómo se morían amigos míos en un accidente, o porque se suicidaba otro y pensaba ‘bueno, eso nunca me va a pasar a mí porque el problema de ellos es que no saben manejarlo y mi virtud es que yo sí estoy pudiendo manejarlo’. Mientras yo me hundía cada vez más en un pozo que además parecía tener un fondo”, explicó.
También relató su primer consumo de sustancias, en su caso el alcohol. Tenía 13 o 14 años y se tomó el resto de lo que quedaba en los vasos de los adultos. Y se emborrachó, algo que al principio fue gracioso pero luego terminó angustiado y llorando.
“El juego de las adicciones al principio parece ser todo lo contrario. Es como dice Charly García, ‘la cocaína, no es blanca, es negra’. Para mí el alcohol tampoco era lo que parece al principio”, reflexionó.
Gastón Pauls explicó cómo atravesó su adicción a la cocaína: “Tardé 8 años en pedir ayuda”
Luego cuenta que su “sustancia de preferencia”, tal como la llama, fue la cocaína. Gastón la probó en 1989 y consumió ininterrumpidamente durante 11 años.
El conductor de Seres Libres (Crónica) marcó cuál fue el momento en el que se dio cuenta de su realidad: “Ese año en Mar del Plata, una madrugada, venía de dos noches sin dormir. Me había subido al escenario sin dormir, consumiendo cocaína, y me di cuenta una mañana en una casa en la que yo estaba que tenía un problema. Me di cuenta qué hacía un mes que tomaba todos los días y que no podía manejar la situación, que se me había ido totalmente de las manos”.
Y añadió: “Paradójicamente, a pesar de haber descubierto en ese momento que había perdido totalmente el control, yo seguí consumiendo casi ocho años más hasta que pude pedir ayuda”.
Pauls intenta que sus palabras lleguen a otras personas que pueden estar sintiendo lo mismo, es por eso que siempre se toma un momento para tratar de expresar en su discurso las sensaciones con las que convive un adicto.
“Es sentirte solo, desesperado y no tener contención. Todos esos años son de muchísima tristeza. En aquel momento creía que estaba divirtiéndome, que estaba festejando, que estaba siendo libre... Toda esa etapa la recuerdo con muchísima tristeza, sobre todo cuando veo fotos y veo mi mirada bloqueada, ausente”, dijo notablemente emocionado ante las cámaras.
Los momentos más tristes, según el actor, fueron algunas noches en las que no tenía compañía: “Solo, totalmente solo, cuando no iba a lugares donde tenía que ir o donde me invitaban y donde además buscaba la muerte porque se me hinchaba el hígado, se me hinchaba la cara. Me miraba al espejo, decía ‘me voy a morir’ y me iba a tomar más. Veía a mi perro que se iba un rincón y se quedaba alejado de mí como sabiendo que yo no estaba ahí”.
El apoyo que Agustina Cherri le brindó a Gastón Pauls
Gastón Pauls y Agustina Cherri empezaron a salir en 2007, un año antes de que el actor comenzara su proceso de recuperación. Hasta 2014 fueron pareja. Y ella fue una pieza clave para ayudarlo a enfrentar a su enfermedad.
“Por sobre todas las cosas creo que la noche más triste fue una que duró cuatro noches. Yo ya estaba encerrado en mi habitación, bloqueando las posibilidades de entrada a donde estaba mi cama y con la ventana baja, con un balde porque yo no podía ni ir al baño, no me animaba de la paranoia que tenía porque uno empieza a ver sombras, figuras que se cruzan por el lugar”, aseguró.
Y su relato se pone aún más angustiante. “No podés ni llorar porque ya no estás ahí, y yo en medio de esa desolación, después de estar 100 horas en mi cama, encerrado en mi habitación, sin poder moverme porque lo único que hacía era estar tomando merca, tomando varios litros de whisky y fumando 200 cigarrillos, en medio de esa nube de muerte y de oscuridad, paradójicamente apareció la salvación. Y no fue otra cosa que aceptar mi derrota”, añadió.
Gastón afirmó que eso le dio fortaleza. Definió esa paradoja con una de sus máximas: “El fracaso para el éxito, la derrota para ganar”.
Gastón Pauls relató su último día de consumo: el día en el que finalmente pudo pedir ayuda.
“Me fui de mi casa como podía y me metí en mi auto, me acosté y me quedé como 24 horas ahí en el auto estacionado, tomando. Desesperado, como diciendo ‘ojalá me muera acá, prefiero que me encuentren acá o que me roben el auto y tiren el cuerpo’. Ya no sabía ni que quería. Era un 28 de diciembre, o sea, hacía 50 grados adentro”, contó.
Más tarde, volvió a fantasear con la muerte: “Cuando quise entrar a mi casa no pude porque alguien había llegado y estaba la llave del lado de adentro. Dije, ‘bueno, me voy a un cine, y me voy a terminar de tomar lo que me queda para morirme’ Soy actor, muero en un cine, era como romántico”.
Gastón empezó a ir para el cine, pero algo le dijo que volviera a su casa. Volvió, tocó la puerta. Se abrió, y ahí estaba Agustina Cherri, que se había ido unos días de la casa porque estaba harta de sus “mentiras y promesas incumplidas de que iba a dejar de consumir”.
“Nunca me voy a olvidar la tristeza de su mirada cuando vio mi estado. Me miró a los ojos, bajó la vista y se metió adentro de mi casa. Se acostó en la cama y se puso a leer un libro. Entré pidiéndole perdón, de rodillas”, dijo conmovido el actor.
La actriz ya había escuchado muchas veces estas mismas palabras. Gastón cuenta que ella no lo miraba y seguía leyendo: “O sea, yo estaba hablando, llorando, suplicándole arrodillado y ella no me creía. Dije, ‘no me está mirando, yo debo estar muerto porque yo le hablo y ella no me escucha’”.
“Y ahí se me reveló algo, que me sacó el velo que yo tenía en los ojos. ‘No, no estoy muerto, pero voy a estarlo y la estoy perdiendo y es la mujer a la que amo’. (...) Arrodillado como estaba le dije ‘estoy enfermo y necesito ayuda’. Por primera me miró, se levantó, fue hasta una agenda que tenía, agarró un número que tenía anotado, me lo dio y me dijo ‘Ella trabaja con adictos, anda a verla’”, recordó.
Esa llamada fue la que terminó ayudándolo a superar su adicción. “Le dije ‘mirá estoy puesto, no puedo ir ahora’ y me dijo ‘vení mañana’”, completó. Y desde ese momento, lleva 13 años limpio.