Un día antes de que se cumplieran 30 años de la muerte de Freddie Mercury, Analía Franchín sorprendió al revelar que recibe señales del emblemático artista porque “es su alma gemela”.
Durante una entrevista con Juan Etchegoyen para Mitre Live, la subcampeona de la primera edición de MasterChef Celebrity afirmó que tiene una obsesión con el cantante de Queen. “Tuve mucha sesiones de terapia por este tema y sé que va a sonar a delirio pero siento somos almas gemelas”.
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Tras su afirmación, detalló que no hay día en que no piense en él y que fue muy fuerte la experiencia de cuando visitó sus dos casas. “Soy como un detective privado que quiero saber dónde están las cenizas. Yo creo que están repartidas en dos partes: en el Jardín Japonés que hizo en su casa de Londres y la otra parte debe estar en un lago de Múnich porque él amaba mucho ese lugar y componía ahí”, dijo convencida de su teoría.
Consultada acerca de si le pasó de sentir algún tipo de conexión con el icónico artista, la panelista de Flor de equipo (Telefe) sostuvo que solo lo soñó una vez, cuando ya estaba enfermo y que ella lo cuidó con mucho amor. Sin embargo, reveló que le pasa de entrar a lugares, sin importar la parte del mundo en la que esté, y que comience a sonar algunos de sus temas.
Tras aclarar que vio muchos documentales y leyó varios varios libros de la vida y obra de Mercury, destacó su personalidad y carisma. Entonces afirmó que tal es la obsesión que su mascota se llama como él.
Analía Franchín y una aterradora historia con los pitufos
Esta no es la primera vez que Franchín dice haber protagonizado alguna situación paranormal. Sin ir más lejos, en junio del año pasado cuando estuvo invitada a PH, Podemos hablar recordó: “Tuve una experiencia horrible con los pitufos. Yo tenía 12 años y sentí que venían a la noche. (...) Fue un escándalo familiar “.
Entonces explicó que salían noticias en distintos medios hablando de la aparición de estos personajes azules y que ella estaba muy paranoica con toda la situación. “Yo les juro que sentía que me caminaban”, aseguró aterrada.
Luego de ese hecho, en su familia hizo de todo para calmar el trauma que eso le generaba: desde dar prácticamente vuelta la casa hasta llamar a un cura, a un pastor evangelista y los testigos de Jehová, pero todos los esfuerzos fueron en vano.
Hasta que un día cansados de revolver la casa, encontraron un pañuelo lleno de estampas de pitufos. “Ahí lo prendimos fuego en el patio de mi casa y nunca más los sentí”.
