Testigo de cargo, es decir, el testigo que convoca el fiscal para declarar contra el acusado, es un relato de Agatha Christie publicado tempranamente en revistas y luego en un libro en 1948. Ella misma escribió una obra de teatro sobre esta historia en 1953 y en 1957 Billy Wilder realizó la inolvidable película del mismo nombre. Está protagonizada por Charles Laughton como el abogado, Tyrone Power como el acusado y Marlene Dietrich como su mujer.
Leé también: “Asesinas”, la serie sobre una agente tenaz que intenta resolver la misteriosa desaparición de su padre
Film&Arts puso en pantalla una nueva versión en dos episodios de Testigo de cargo realizada por la BBC en 2017. La historia transcurre en los años 20 y como claramente sugiere el título, gira en torno de un juicio que tiene obsesionado al abogado Mayhew, el defensor, en este caso Toby Jones.
El acusado es el joven Leonard Vole (Billy Howle) sospechoso de haber asesinado a una dama de la sociedad, Emily French (Kim Cattrall), una viuda muy adinerada de cierta edad, atractiva y encaprichada con él. Se sospecha que Vole la asesinó al enterarse de que lo había nombrado heredero de toda su fortuna.
Vole, indignado, niega furiosamente la acusación, y por algún motivo el abogado Mayhew le cree. Interroga a la mujer de Vole, Romaine (Andrea Riseborough), quien por supuesto confirma todo lo que Vole declaró, a pesar de que su testimonio no tiene gran valor aunque si bien conviven, no están casados.
Una violenta acusadora de Vole es Janet McKenzie, la fiel ama de llaves de Emily French, que odió a Vole desde el momento en que pisó la casa por primera vez; lo ignoró, lo maltrató y en el juicio lo destrozó. Pero el testigo de cargo al que alude el título no se refiere a Janet sino a la mismísima Romaine, la novia de Vole.
El relato de Agatha Christie termina con el veredicto del juicio. Las dos versiones, sin embargo, la película y la serie, agregan sendos finales diferentes entre sí. Como es lógico no vamos a exponer aquí los giros argumentales que conforman la estructura del relato, sería alta traición para quien no vio el film ni la serie ni leyó el cuento.
Leé también: Llegó otra temporada de “Tulsa King”, con Sylvester Stallone en pleno auge de su propio imperio
Si bien la historia original de Christie es perfecta en su austero toque final -una de las legendarias características de la autora- los finales agregados no son desafortunados; es profundo el de la serie y extraordinario el de la película. No está demás decir que Agatha Christie escribió 66 novelas policiales, 6 novelas rosas, 14 cuentos con el seudónimo de Mary Westmacott y un par de obras de teatro. A lo largo de su carrera vendió entre dos y cuatro mil millones de ejemplares de sus obras.