Hace 20 años, tres amigos se propusieron concretar un sueño en José Ignacio, Uruguay: la creación de un parador de playa pequeño como los que había en la década del 50. Ese desafío se materializó y su restaurante se convirtió en un sitio icónico.
El encanto de este lugar emblemático fue retratado recientemente en el documental La Huella, historia de un parador, que se acaba de estrenar para toda Latinoamérica en el José Ignacio Internacional Film Festival.
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La dirección de este trabajo audiovisual fue de Alessio Rigo de Righi, que escribió el guion junto a Álvaro Rufiner, y contó con la producción de Carlos Gorosito, Fernando Sokolowickz de HSVG y Rimas.
El cineasta capturó cómo se concretó el mayor anhelo de unos jóvenes, pero además descubrió los secretos de un parador que se transformó en un punto de encuentro durante todo el año.
A través de las imágenes y el testimonio de los creadores de La Huella, los espectadores pueden apreciar la gastronomía que destaca al parador y escuchar las anécdotas que lo transformaron en un destino obligado. “Es un faro que está prendido todo el año, nunca se apaga. ¿Tendrá algo?”, se pregunta en el film uno de los fundadores del parador.
“Un rancho de paja y madera a la vera del océano atlántico, donde se cruzan las historias de argentinos, uruguayos, corvinas, pejerreyes, el gran pintor Pedro Figari, pescadores, buenos vinos, Francis Mallmann y siempre el fuego, el brindis y la amistad como punto de partida y final”, describe un material de prensa del documental.
El estreno de La Huella, historia de un parador no podría haber sido mejor. Los presentes en el festival aplaudieron de pie y también tuvieron el placer de degustar el banquete que ofrecieron los cocineros del parador, Vanesa González y Andrés Viñales.
Por qué “La Huella” en un parador emblemático
El documental permite entender a La Huella en toda su dimensión. Se trata de un lugar que se siente acogedor y que atesora grandes anécdotas, pero sobre todo es un pilar para el pueblo pesquero en el que está enclavado, a pocos kilómetros de Punta del Este, y al que ayudó para su transformación turística.
“A diferencia de lo que ocurre en otros lugares, a pesar de su evidente crecimiento turístico, José Ignacio ha sabido mantener su esencia gracias a que ha sabido llevar a cabo una buena política urbanística”, explicó el director del film Rigo de Rigui.
