A Tomás Eloy Martínez, el autor de la novela Santa Evita, le divertía que algunos historiadores le discutieran algunos hechos de su obra cuando en diversas entrevistas él repitió hasta el cansancio que se trataba de una ficción. Sobre una minuciosa investigación que había realizado sobre el controvertido destino del cadáver de Eva Perón, Martínez eligió escribir una novela con ribetes góticos, incluso fantásticos, pero una ficción.
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La esperada miniserie que acaba de estrenarse por todo lo alto en Star+ anuncia desde su comienzo que está basada en la novela, pero naturalmente aporta sus propia mirada y se extiende a lo largo de siete episodios que en realidad pudieron haber sido cuatro o cinco.
El relato viaja en el tiempo y salta del presente (1971) a diversos momentos del pasado, un recurso al que todas las ficciones últimamente parecen condenadas a utilizar. Parte de los últimos días de Evita, ya agonizando, y vuelve atrás: la niña a quien su padre no reconoció, la joven que se ahogaba en su pueblo, sus inicios como actriz, el encuentro con Perón, etc.
La realización de Alejandro Maci -sobre un guión de Marcela Guerty y Pamela Rementería- tiene algunos logrados momentos y muy buena fotografía, especialmente en la reconstrucción de época, pero la historia en sí está algo forzada con el acento ideológico.
Natalia Oreiro, una importante belleza y excelente actriz, deslumbra en algunas escenas, pero se la ve envarada en su discurso político, por ejemplo cuando se ocupa de las cuestiones de género, como en la campaña por el voto de la mujer.
Darío Grandinetti como Juan Domingo Perón es una decisión llamativa. Con el esfuerzo de lograr un parecido físico, el hombre apenas se mueve y nunca sonríe. Ernesto Alterio como el oscuro coronel Carlos de Moori Koening, obsesionado con el cadáver, parece estar haciendo una declaración política con cada gesto. Resulta más verosímil Diego Velázquez como Mariano Vázquez, el periodista que acepta a regañadientes y luego se enamora de su investigación. Impecable la actuación del actor español Francesc Orella como el Dr. Pedro Ara, el especialista en la conservación de cadáveres contratado por Perón.
Sin embargo, a pesar de los altibajos narrativos y la infiltración ideológica tan marcada, Santa Evita produce una inevitable emoción ante las imágenes documentales de la época, donde se ve a la verdadera Evita y el pueblo a sus pies. Santa Evita es una más de las tantas versiones de esta historia, un relato “basado en hechos reales” con algunos costados macabros.
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Al exhibirse en una plataforma de streaming, la verá mucha gente que seguramente no leyó el libro original. De esta novela dijo Mario Vargas Llosa: “Santa Evita es una ‘novela maestra’, que al mismo tiempo es una biografía, un mural sociopolítico, un reportaje, un documento histórico, una fantasía histérica, una carcajada surrealista y un radioteatro tierno y conmovedor”.