El 18 de octubre del 2000, se estrenó Okupas, una producción protagonizada por un grupo de amigos que se convirtió en una serie de culto. Lejos del clásico costumbrismo televisivo, esta producción rompió con los cánones tradicionales para mostrar, a través de la ficción, una realidad que hasta entonces no era común ver en la pantalla: la marginalidad.
El trabajo de Bruno Stagnaro tuvo como protagonistas a Rodrigo de la Serna (Ricardo), Ariel Staltari (Walter), Diego Alonso Gómez (El Pollo) y Franco Tirri (El Chiqui). Fue un éxito multipremiado que en 2001 ganó tres premios Martín Fierro a Mejor Unitario/Miniserie, Mejor Director y Actor Revelación por Alonso Gómez.
Este martes desembarcó en Netflix y sus fanáticos tienen nuevamente disponible la tira completa. En diálogo con TN Show, Tirri contó cómo se prepara para ver la serie a 21 años de su estreno.
-¿Qué sentiste al enterarte de que Okupas volvía a estar en la pantalla?
-Una alegría inmensa porque llega a una de las plataformas más importantes. Eso nos permite difundir lo que hicimos para que muchísima más gente conozca el trabajo. Además va a estar remasterizada, tengo muchas expectativas de ver cómo queda en un formato de mayor definición.
-Pese a que pasaron 21 años, cuando se conoció la noticia de que llegaba a la plataforma fueron tendencia en Twitter, ¿cómo lo viviste?
-La serie abordó temáticas que, de una u otra manera, todavía están vigentes en la sociedad. En la Argentina hemos entrado en estado de crisis muchas veces y lo seguimos haciendo. Creo que como reflejo de la realidad que nos toca vivir es bastante legítimo todavía, aunque ahora tal vez sea aún más crudo. De hecho, las series sobre marginalidad, delincuencia y drogas que se hicieron después son más violentas.
-Pero Okupas fue como el puntapié inicial...
-Sí, venía de lo que fue Pizza, birra, faso, la película dirigida por Bruno (Stagnaro) y Adrián Caetano, donde abordaron este tipo de temáticas y filmaron con una modalidad parecida al neorrealismo italiano: mucha cámara en mano, calle y gente no tenía precisamente formación actoral. A partir de esa película, Bruno desarrolló un proyecto para televisión que culminó en Okupas.
-¿Cómo llegaste a formar parte de la tira?
-Recibí un llamado de mi mejor amigo de la facultad, Matías Stagnaro, que me dijo que su hermano -Bruno- me quería convocar para una serie que estaba haciendo para Ideas del Sur. Quedé como personaje principal y de ahí en más vi toda la cocina de lo que fueron los casting de los de más personajes del elenco.
-¿Cómo fue componer a tu personaje, “El Chiqui”?
-Había como un background pensado por Bruno y por mí. El Chiqui era huérfano, trabajó en el restaurant “El chiquilín” como bachero y de ahí le quedó el apodo. Yo no tuve que vivir esa marginalidad, pero sí lo hicimos en relación a empaparnos de las características de los personajes: dormimos en el caserón de Okupas varias noches y nos relacionamos con los pibes del Dock Sud. Además entrenamos un poco antes de comenzar el rodaje: nadie sabía quiénes éramos y salimos vestidos de mendigos a pedir monedas, mientras desde una camioneta nos seguían con una cámara oculta.
-¿Cómo viviste el salto a la popularidad?
-Es una sensación rara. Había hecho actuación en teatro de más chico y después me metí de lleno en la carrera de edición y dirección de cine. Cuando Bruno me planteó esto de interpretar a El Chiqui, lo primero en lo que pensé fue en cómo iba a ser perder el anonimato y que te reconozcan. Todavía me sigue resultando un poco raro, pero está bueno.
-Ese personaje te llevó a conocer al Pity Álvarez...
-Yo trabajaba en la feria de Mataderos en un emprendimiento cultural. A la parrilla venía a comer el baterista de Viejas Locas, Alejandro Avellaneda, y cuando lo vi me dijo que el Pity quería conocerme. Fui a su casa, me acuerdo que estaba toda grafiteada, con un montón de aparatos que él construía porque tenía una gran pasión por las cosas técnicas. Estaba María, su mujer de ese momento con quien tuvieron a Blondie. Fue toda una experiencia. Nos vimos algunas veces más pero después le perdí el rastro.
// Premios Emmy 2021: “The Mandalorian” y “The Crown” son las series más nominadas
-¿Alguna vez pensaron en hacer una segunda temporada?
-No, Bruno tiró toda la carne al asador con Okupas. Fue la culminación de un ciclo que tenía que ver con reflejar ese tipo de realidades de una manera muy cruda y a través de una modalidad de filmación que era precaria, pero efectiva. A pesar de la escasez de recursos, se hizo todo muy bien: tenía buena calidad de montaje, una historia muy interesante y buenos diálogos. Todo eso sumó a que la obra final se convirtiera en lo que es.
-Muchos van a volver a ver la serie, pero también van a aparecer espectadores que no vivieron los 2000. ¿Qué expectativas te genera este nuevo público?
-Pienso que va a gustar mucho. En YouTube estaba en la calidad máxima que se podía ver y a pesar de eso fueron diferentes camadas de chicos los que conocieron la serie. Muchos incluso dicen que marcó su adolescencia.