El escándalo de lo que significó parte del rodaje en el que trabajaron los protagonistas de Liga de la Justicia tuvo otro capítulo y promete agigantarse con el correr de los días. El estudio Warner Bros. acusó a Ray Fisher, que interpretó a Cyborg en ese film, de no cooperar con la investigación interna que ordenó la compañía para determinar si existió abuso de poder por parte del director Joss Whedon.
En un comunicado, la empresa respaldó al actual presidente de DC Films, Walter Hamada, luego de que Fisher, a través de su redes sociales, declarara que el directivo intentó convencerlo de no insistir con la denuncia de comportamiento abusivo hacia Geoff Johns, uno de los involucrados en la primera acusación.
“Warner Bros. sigue comprometido con la responsabilidad y el bienestar de cada elenco y miembro del equipo en cada una de sus producciones. También mantiene su compromiso de investigar cualquier alegación específica y creíble de mala conducta, que hasta ahora el señor Fisher no proporcionó”, escribió el estudio, en un comunicado publicado en medios especializados.
Para entender la crisis interna que se produjo hay que retrotraerse a 2017, cuando Liga de la Justicia estaba promediando su rodaje. El realizador original, Zack Snyder, abandonó los sets debido a la muerte de la hija. Los productores decidieron contratar a Joss Whedon, que venía de hacer el éxito de Avengers con Marvel, la competencia de DC. A partir de ese momento, el director cambió buena parte de la trama, ordenó un alto porcentaje de retomas y, los arcos narrativos de varios personajes se vieron afectados. Entre ellos, el de Cyborg, interpretado por Ray Fisher.
Años después, con la certeza de que DC lanzó el corte de Zack Snyder de Liga de la Justicia que se verá en streaming, en el que aparecerá todo el material que fue descartado por Whedon, el actor levantó la voz. Lo hizo en sus redes, donde lanzó una dura acusación contra el director, el entonces presidente de DC Entertainment, Geoff Johns, y el copresidente de producción de WB, Jon Berg: aseguró que hubo un comportamiento “grosero, abusivo y poco profesional” por parte del cineasta y que fue permitido por los directivos.
Los comentarios de Fisher, que ocurrieron en el contexto de una crisis social en los Estados Unidos debido al crimen de George Floyd, fueron una bomba dentro de Warner. Tanto fue así que ordenaron una investigación que, por ahora, no arrojó datos concretos: es la palabra de uno contra la palabra del otro.
