Al pie de las sierras, en Unquillo, se encuentra una extraña capilla. Llena de símbolos y señales que grafican la historia de amor de un excéntrico personaje… Don Guido Buffo. Un hombre que dedicó varios años de su vida para homenajear a su mujer e hija que murieron víctimas de la tuberculosis.
A pocos kilómetros de ahí, en Ascohinga, se puede encontrar un verdadero oasis, ideal para el descanso. La estancia La Paz, que perteneció a Julio Argentino Roca, el dos veces presidente de la Argentina. Un verdadero centro de poder a fines del 1800.
Más al norte, y para terminar el recorrido, está Ischilin. El pueblo que adoptó durante años a Fernando Fader, uno de los grandes pintores argentinos. Hoy, a más de 80 años de su muerte, el pueblito parece rendirle homenaje ya que sus casas multicolores parecen forman uno de sus exquisitos cuadros.