Organismos de Derechos Humanos celebraron la condena a prisión perpetua a los represores Alfredo Astiz, Jorge "Tigre" Acosta, Ricardo Cavallo, Mario Arru y Jorge Antonio Azic en la Megacausa ESMA III, que investigó los delitos de lesa humanidad cometidos en ese centro clandestino de detención durante la última dictadura militar.
La cofundadora de Madres de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas, destacó que se logró un “juicio histórico” por la causa más importante que se llevó adelante en el país por cantidad de hechos juzgados, imputados y víctimas.
Aunque la activista de los derechos humanos advirtió que este proceso “no cierra la historia” y lamentó que algunas condenas fueran bajas, destacó que sirvió para "mostrar al mundo la imagen de los genocidas".
Por su parte la integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, pidió que los juicios por crímenes de lesa humanidad sigan adelante “a pesar de los palos que el Gobierno le pone a la rueda de la Justicia”. Y afirmó: “Demostramos que no somos un curro. Estamos firmes y tranquilas por la juventud maravillosa que tenemos, sabemos exigir memoria verdad y justicia”.
La exdetenida y desaparecida en la ESMA, Graciela Daleo, afirmó que seguirá “levantando las banderas de revolución y liberación que es lo que la hizo ser desaparecida”. “Llegamos a este lugar porque luchamos muchos años, la mayoría con el viento en contra y los menos con el viento a favor. Este juicio empezó en los lechos de tortura, en los pasos que dábamos encadenados mientras oíamos que se llevaban a nuestros compañeros”, agregó.
Veintinueve personas fueron sentenciadas a prisión perpetua y otras 19 recibieron condenas menores en el mayor juicio por delitos de la última dictadura que se hizo en el país. Otros seis acusados fueron absueltos, entre ellos Julio César Poch.
En el proceso que duró cinco años había 54 imputados entre militares y civiles. La megacausa investigó 789 casos de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura (1976-1983) en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde funcionó la mayor cárcel clandestina del régimen y en la que se calcula que estuvieron detenidas ilegalmente cerca de 5 mil personas.