En un operativo liderado por la Interpol, Gendarmería y la AFI, el sindicalista Marcelo Balcedo y su mujer Paola Fiege fueron detenidos el 4 de enero en su lujosa chacra "El Gran Chaparral" de Punta del Este. Los efectivos encontraron 500 mil dólares en efectivo, armas automáticas y hasta un zoológico ilegal de animales exóticos. Al matrimonio se lo acusa de lavado de dinero y contrabando. Pero una de las cosas que más llamó la atención de los investigadores fue la gran cantidad de autos de lujo que tenía: decenas de coches con valores altísimos.
Telenoche viajó a Uruguay para mostrar parte de la flota de Balcedo, secuestrada por la Interpol. La cantidad de autos que tenía van desde un simple vehículo "arenero", un par de pick ups, dos Porsche, una Ferrari, un Mercedes Benz único y un Chevrolet Camaro amarillo, casi una copia de uno de los que aparece en la saga de ciencia ficción, Transformers.
Dentro de la flota de lujo que revisó Rodrigo Alegre está la Ferrari modelo California, que acelera de 0 a 100 kilómetros por hora en solo cuatro segunods. El valor es de 435 mil dólares.
Balcedo también tenía dos Porsche, uno valuado en 170 mil dólares y otro más caro, un Porsche Panamena Turbo 370 mil dolares.
El que más llama la atención es un Mercedez Benz McLaren. Hay solo 2200 unidades. En Uruguay se vendieron 2, uno a Balcedo. El precio, 440 mil dolares.
La Justicia de Uruguay investiga el contrabando de autos, ya que Balcedo no declaró a ninguno al entrar desde la Argentina hasta ese país. "No hay control de Aduana. Donde operan aviones privados no tienen personal. Tienen muy poco. El horario es de 9 a 19 horas, por lo que no hay más que un control de declaración jurada. El piloto comunica la ruta y llena un formulario a mano quiénes vienen, qué equipaje y todo lo demás", aseguró Graciela Bianchi, diputada del Partido Nacional de Uruguay. Es decir que Balcedo podía pasar con lo que quisiera.
Otro de los puntos más polémicos de la vida de Balcedo en Punta del Este tiene que ver con la construcción de su chacra, "El Gran Chaparral". Por poder montar la enorme estructura que tiene, el sindicalista arrasó con árboles y bosques nativos. "Hizo lo que quiso. Pareciera que tenía protección política", advirtió Bianchi.
