"Fuego amigo" o no tanto. Eso es lo que sucedió el jueves entre dos exjefes de Gabinete del kirchnerismo, Juan Manuel Abal Medina y Aníbal Fernández, por los "cuadernos de las coimas". El primero reconoció ante el juez federal Claudio Bonadio la veracidad de los papeles de Oscar Centeno y el segundo, entonces, lo acusó de ser cómplice de Roberto Baratta.
Ante el magistrado, Abal Medina explicó que Baratta, mano derecha de Julio De Vido en el Ministerio de Planificación Federal, fue el responsable del circuito de los bolsos con dinero entregados por empresarios beneficiados con contratos de obra pública.
"Siempre entendí que dichos aportes de privados eran voluntarios y de ninguna manera exigidos bajo coerción", intentó despegarse de la maniobra Abal Medina en los Tribunales Federales de Comodoro Py, al tiempo que dijo desconocer quiénes eran los aportantes.
El primero en criticarlo fue uno de los que compartió gobierno. Sin vueltas, Aníbal lo acusó en Twitter: "Si Abal Medina reconoce haber recibido dinero en negro para la campaña, inexorablemente se confiesa autor del delito de lavado de dinero, a poco que utilizó esos ingresos en la campaña".
TN.com.ar reveló el jueves a la mañana que Martín Larraburu, exsecretario de Abal Medina, guardaba en su casa un pendrive con información de interés para la causa.
Los investigadores habrían encontrado archivos informáticos con la ruta del dinero de las coimas. Allí aparecerían fechas, aportes y nombres de muchos excandidatos del Frente para la Victoria (FPV).
