El gobierno argentino aprovechó la visita al país del secretario de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., para reafirmar la decisión de abandonar la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Es un hecho, ya salimos tras el pedido del presidente Javier Milei”, confirmó el canciller Gerardo Werthein durante una conferencia de prensa con el funcionario norteamericano.
De esta manera, la Argentina se convierte en el primer país que, por ahora, sigue los pasos de Washington de abandonar el organismo multilateral de salud. Donald Trump lo había anunciado y concretado ni bien regresó a la Casa Blanca. “Han sido años de pertenecer a una organización que priorizó lo político por sobre el interés de la gente”, lanzó el titular del Ministerio de Relaciones Exteriores.
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La salida de la OMS se transformó en uno de los puntos centrales de la agenda del funcionario de Trump durante sus dos días de visita en la Argentina. “Tenemos que cambiar el paradigma, debemos tener mejor información en vez de controles totalitarios”, explicó Kennedy durante un breve encuentro con periodistas en el Palacio San Martín.

El sobrino del expresidente asesinado John F. Kennedy detalló que, durante la reunión de cerca de una hora que mantuvo con Milei en Casa Rosada, coincidieron en la necesidad de “crear instituciones que se conviertan en una alternativa a la OMS para brindarle consejos a la población en vez de someterlo al control político”.
Ante la consulta de TN de brindar más detalles de esta iniciativa, el funcionario de Trump reconoció que estudian “utilizar instituciones globales existentes como la Agenda de Seguridad Sanitaria Global” (GHSA, por sus siglas en inglés), una iniciativa lanzada en 2014 y que cuenta con la participación de más de 70 países y organizaciones internacionales, como -paradójicamente- la OMS.
Frente a la velocidad con que las salidas están ocurriendo, el titular de una de las carteras más importantes de la administración federal de Estados Unidos buscó llevar cautela y aseguró que “se están evaluando los mecanismos” que podrían hacer posible esta iniciativa.
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“El presidente Milei está abierto a involucrar a pocos países en un comienzo”, reveló Kennedy, para luego citar al propio mandatario argentino al decir que “con la ayuda de las fuerzas del cielo se podrá moldear un organismo adecuado para que el resto de los países luego puedan sumarse”. Esta conversación ocurrió, tal como explicó el funcionario norteamericano, durante la reunión en Rosada.
Tanto Estados Unidos como la Argentina cortarán de inmediato el financiamiento a la OMS, aunque en el caso argentino entre los expertos hay distintas visiones sobre si la formalización de la salida del organismo tiene que pasar por el Congreso o simplemente es necesario notificar a los miembros a través de una carta, como ya se hizo en febrero.

“Estados Unidos y Argentina invitan a todas las naciones comprometidas con la integridad científica, la transparencia y la defensa de la dignidad humana a unirse a nosotros para dar pie a una nueva era de cooperación en salud mundial, centrada en los resultados, la soberanía y un futuro más seguro para todos”, expresaron ambos países en un comunicado conjunto.
Junto a la presencia del ministro de Salud nacional, Mario Lugones, la conferencia de prensa en el Palacio San Martín sirvió de escenario para criticar las medidas contra la pandemia del COVID-19 aplicadas tanto en la Argentina como en los Estados Unidos.
Además, Kennedy detalló que se discutió la “posibilidad de ampliar la producción de medicamentos genéricos en la Argentina”, para luego agregar: “Necesitamos aliados en este hemisferio que puedan generar este tipo de medicamentos, ya que actualmente muchos de este tipo se fabrican en China y necesitamos una alianza con los aliados”.
Frente a la consulta de este medio, evitó responder si había formado parte de la agenda el pedido que la administración de Trump le hizo a la Argentina para que los criterios de patentabilidad de invenciones farmacéuticas se adecúen a los estándares internacionales, un reclamo que mantienen los laboratorios norteamericanos que quieren llegar al país pero no ven condiciones de seguridad en términos de propiedad intelectual.