La posibilidad de negociar un acuerdo de libre comercio entre la Argentina y Estados Unidos quedó, por ahora, trunca. Pese al anuncio e impulso que el propio Javier Milei le dio meses atrás, las consultas del Gobierno argentino con distintos actores implicados en la negociación y los análisis del impacto hizo que desde la Casa Rosada entendieran que no están dadas las condiciones para avanzar en esa dirección.
Un tratado comercial bilateral de estas características haría peligrar la continuidad del Mercosur, obligaría a una renegociación del tan largo y trabajoso acuerdo de libre comercio con la Unión Europea y, tal como arrojan las estadísticas oficiales publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), no tendría un impacto significativo en la deficiente balanza comercial de la Argentina con Estados Unidos. Se suma, además, el creciente proteccionismo que Donald Trump le está imprimiendo a su economía.
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Como contrapartida, la Casa Rosada –a través de la Cancillería- empezó a explorar nuevos mecanismos para mejorar la cooperación comercial con el gobierno de Donald Trump. “Tenemos que buscar un mecanismo de intercambio que sea mutuamente conveniente”, explicó el canciller Gerardo Werthein durante una entrevista en Neura. Sin ser tan directo, reconoció que no hay posibilidad de seguir adelante con una negociación de libre comercio.
Según pudo saber TN, la posibilidad que se empieza a evaluar con más fuerza es la de negociar preferencias arancelarias que no tienen que pasar por el Congreso para su aprobación, como sí sucede con los tratados de libre comercio, y que se enfocaría en productos donde la Argentina puede obtener una mayor competitividad e inserción en las cadenas de valor global. Según el Banco Mundial, cerca del 70% del comercio global se realiza por cadenas de valor, donde hoy la Argentina está más fuera que dentro.

Con esta premisa es que el canciller Werthein viajó en las últimas horas a Washington D.C. para reunirse con el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, y otras autoridades de gobierno que no fueron especificadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.
En un breve comunicado, la Cancillería aseguró que buscará “fortalecer el comercio bilateral y comenzar a delinear las bases para un acuerdo comercial sólido”, al tiempo que explorará “oportunidades para fomentar la inversión y consolidar un marco de cooperación económica para el futuro”.
Una balanza comercial en rojo y pocos incentivos al libre comercio
Pese a que representaría un fuerte gesto político, el Gobierno argentino desistió de la idea de seguir adelante con la negociación de un acuerdo de libre comercio tras realizar averiguaciones con cámaras, representantes argentinos en el exterior y en base a los propios informes oficiales de la Argentina. Los riesgos podían ser mayores que los beneficios y el pragmatismo volvió a imponerse en la Casa Rosada.
A diferencia de lo que pasa con países como México, Canadá o hasta China, con los que Estados Unidos tiene un fuerte déficit en la balanza comercial, la Argentina mantiene un histórico rojo en su intercambio con el gigante americano. Desde el 2005, el saldo argentino siempre fue negativo, con una excepción del año pasado en donde por la crisis económica hubo una merma en la importación de productos para darle paso al uso del stock disponible en nuestro país.
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Estados Unidos es el cuarto socio comercial de la Argentina, detrás de Brasil, China y el bloque de la Unión Europea. Tal como figura en el último informe difundido por el INDEC, en febrero de este año hubo un déficit comercial de 89 millones de dólares, aunque las importaciones aumentaron un 29,4% en comparación al mismo mes pero de 2024.
“Argentina no puede darse el gusto de perder el mercado brasileño para priorizar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos”, explicó en diálogo con TN Fernando Landa, presidente de la Cámara de Exportadores de la Argentina (CERA), para luego agregar: “Es posible explorar otros mecanismos como una facilitación de comercio, antidumping o recursos críticos, entre otros”.
Justamente, los recursos críticos formarán parte de la agenda de Werthein en Washington. En agosto del año pasado la Argentina firmó con la Casa Blanca de Joe Biden un Memorando de Entendimiento sobre Cooperación en Minerales Críticos. Ante el aumento de la presencia China en la región y en la Argentina, éste se convirtió en un tema de interés prioritario para las administraciones norteamericanas. No sólo se habla de litio, sino también de cobre, por ejemplo, que representa un producto clave en el comercio con Chile.

Más estadísticas que explican el cambio en la posición de la Casa Rosada con respecto al tratado con Washington. Cerca del 65% de las exportaciones argentinas se producen fuera del marco de acuerdos comerciales y bajo el principio de Nación Más Favorecida (NMF), eje fundamental de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Además, en los datos presentados por el CERA en un minucioso informe, se recopila que dentro de ese 65%, el 13% de las exportaciones son para Estados Unidos mientras que el 16% para la UE, el 13% para los países de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) y el 12% a China.
Dentro del restante 35% de las exportaciones que sí se producen bajo acuerdos comerciales, un 61% corresponde a los países del Mercosur, donde Brasil se lleva prácticamente la mitad (48%).
Con todo, el objetivo de la administración nacional es poder avanzar en negociaciones comerciales que permitan ampliar la lista de productos a exportar, al tiempo que se evaluará los carriles adecuados para intentar levantar los aranceles que Donald Trump le puso al acero y al aluminio, que impactará en la exportación local.