Durante el fin de semana se vio al gobierno nacional y al de la provincia de Buenos Aires trabajar de manera conjunta en el trágico temporal de Bahía Blanca. Incluso hubo fotos: los ministros Patricia Bullrich (Seguridad) y Luis Petri (Defensa) en el mismo escenario que el gobernador Axel Kicillof, ocupándose de los trabajos vinculados con el ordenamiento del caos y las primeras tareas de asistencia a las víctimas.
Todos hablaron bien mutuamente y destacaron la ayuda que estaban recibiendo del otro gobierno. Las declaraciones de Carlos Bianco -ministro de gobierno bonaerense- y de Guillermo Francos -jefe de Gabinete de la Nación- parecían demostrar que el dolor, al menos esta vez, superaba a la grieta.
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Pero pasaron las horas y comenzaron los reclamos cruzados. Este lunes por la mañana, en declaraciones radiales, Francos dijo que la Nación está dispuesta a asistir a la Provincia con la reconstrucción, pero que es Kicillof el que tiene que tener un plan inicial.
“La organización de eso es de la provincia de Buenos Aires, ellos tienen que decirnos de qué manera podemos colaborar y ayudarlos. La reconstrucción tiene que tener un plan, eso tiene que ver mucho con el municipio, tendrán que elaborar un plan y ver cómo podemos colaborar con eso”, dijo el jefe de Gabinete.
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Casi al mismo tiempo, en una conferencia de prensa, Kicillof denunció que el Gobierno Nacional detuvo el financiamiento de 1000 obras públicas en toda la provincia de Buenos Aires y que también dejó de financiar la construcción de 80 escuelas en territorio bonaerense. Planteó que resulta fácil gobernar con el latiguillo de “no hay plata”, porque eso le facilita el trabajo al gobernante.
En la misma línea, Carlos Bianco disparó: “Hay que hacerle entender a algunos que si se habla de obra pública cero, pasan estas cosas. (...) Hay que hacerse un replanteo público de la cuestión de la obra pública, no solo lo que hizo Nación, sino muchos voceros, que hablan públicamente que están bien los recortes, haber parado la obra pública, cuando es algo muy necesario”.
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La tregua, evidentemente, quedó en pasado y la disputa electoral comienza a hacerse palpable. La pregunta ahora es: ¿quién va a financiar las obras que sean necesarias para reconstruir calles y caminos? ¿Quién va a asistir a los trabajadores, a los habitantes de Bahía Blanca que no solo perdieron buena parte o todo lo que tenían en sus casas, sino que, inclusive, se quedaron sin trabajo?
La extensión del daño no solo afectó a personas en sus viviendas, sino también a los comercios en los que muchas de esas personas trabajan día a día, las cuales es probable que ni siquiera tengan un trabajo al cual volver cuando todo pase.