Buena parte del primer año de Javier Milei como presidente estuvo marcado por la relación con quien fue hasta este momento su principal aliado en la gestión: el PRO. Claro que ese vínculo no fue lineal ni estuvo exento de cortocircuitos.
“Antes de casarse hay que convivir”, repetía el expresidente y titular del PRO, Mauricio Macri, siempre que le preguntaban por la tan mentada fusión con La Libertad Avanza. En aquel entonces, el partido amarillo votaba casi a libro cerrado lo que necesitaba el Gobierno, pero poco a poco comenzó a cambiar el cuadro de situación.
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La injerencia de Macri en la toma de posición fue cada vez más gravitante. “Mauricio no quiere enfrentarse al Gobierno, le quiere marcar la cancha”, señaló a TN un legislador de peso en el PRO. “Buscó decirle ‘me necesitás’. Mostró poder político”, aclaró.
El mensaje fue por elevación al Presidente, pero estaba destinado a su entorno. Macri venía advirtiendo que la mesa chica de Milei no le permitía acercarse o aportar ideas -y esencialmente, equipos- para la gestión. Y siempre salvaguardó su relación con el mandatario, con quien siempre destacó el respeto y cariño mutuo.
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Pero un día se terminaron las milanesas en la Quinta de Olivos. Ambos líderes políticos solían degustar la típica comida argentina e intercambiar conceptos. Milei le dice “Presi” a Macri en clara señal de respeto, pero en su entorno tienen otros planes.
La mesa chica de Balcarce 50 niega contactos en el corto plazo con Macri, pero asegura que tiene como nexo de negociaciones al jefe de bloque del PRO en Diputados, Cristian Ritondo. La Casa Rosada quiere tener un diálogo “uno a uno” con todos los sectores de los bloques del PRO en Diputados y Senado para cada iniciativa. Descarta un acuerdo institucional en el corto plazo
Una alianza a cuentagotas: irían separados en las elecciones legislativas
Las indisimulables tensiones entre el gobierno de Javier Milei y el expresidente Mauricio Macri generaron graves cortocircuitos en la relación, que pueden tener consecuencias a futuro. Y el primer impacto se puede materializar en las elecciones legislativas del año que viene.
“Después de una sucesión de hechos, hoy estamos muy lejos del Gobierno”, aseguraron a TN en el entorno del expresidente Mauricio Macri. Pero incluso fueron más allá: “Estamos trabajando la idea de ir solos a las legislativas del año próximo”.
“Ni cuando estábamos demasiado bien ni ahora que estamos demasiado mal, me aventuraría a tomar una decisión”, remarcó una fuente de peso en el bloque de diputados nacionales del PRO. El caso es que la discusión será “distrito por distrito”, no habrá un mandato unívoco en todo el país, ya que hay realidades diferentes a lo largo y ancho del territorio nacional.
“Habrá lugares donde LLA y el PRO tengan más candidatos y en otras menos, donde será más fácil acordar”, indicó alguien que sigue de cerca el armado electoral. Sucede que la zona de mayor discusión será naturalmente la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, ya que ambos partidos nacieron en esa misma región y tienen allí su mayor peso específico.
Muy distinta es la realidad en el interior del país, donde además todavía quedan algunos caciques del peronismo. “No me imagino que no vayamos juntos en esas provincias, como Formosa, Santiago del Estero o Catamarca, ir separados es 100% ser funcional a los gobernadores”, subrayó un referente del PRO a este medio.
El rol de la oposición dialoguista y los que quedaron en el camino
El radicalismo fue otro de los aliados que tuvo el Gobierno, pese a que no fue de manera homogénea. El bloque de la UCR en Diputados se partió tras reiteradas desavenencias internas, lo que dio origen a los llamados “radicales peluca”, un puñado de diputados que ahora juega en tándem con el Gobierno, pero en los papeles sigue dentro del bloque que conduce Rodrigo de Loredo. Los que sí rompieron fueron aquellos que responden a Martín Lousteau y Facundo Manes, que armaron Democracia Para Siempre, con 12 legisladores. Ellos representan una oposición dura a Milei.
Al margen de los radicales díscolos, el bloque conducido por de Loredo está dentro de la oposición dialoguista, donde también se encuentra el MID de Oscar Zago. Pero los aliados del Gobierno fueron cambiando. Al comienzo de su gestión, el bloque de Encuentro Federal, que lidera Miguel Pichetto, fue uno de los principales negociadores en la votación por la Ley Bases. Conforme fueron pasando los meses, este espacio se alejó del oficialismo y ya impulsa una agenda propia.
Los cambios y las alianzas llegaron al punto tal que el peronismo tendió puentes con parte de lo que eran los aliados de Milei. En ese lote se encuentra la bancada de Pichetto, que tiene raíces en el PJ, y con los que lograron condicionar a Milei desde el Congreso.
El caso de Unión por la Patria es el de la oposición más intransigente, con un fuerte discurso contrario a las políticas de Milei, que se vio potenciado con el rol cada vez más protagónico que asumió la expresidente Cristina Kirchner. Desde su nueva función al frente del PJ -y unos meses antes también- asumió un papel preponderante y se posicionó como una de las mayores opositoras al Presidente.
Este enfrentamiento funciona para ambas partes, ya que el propio Milei considera a CFK su némesis ideal. “Hay que ganarle en las urnas”, aseguran cerca del Presidente. En más de una oportunidad, el jefe de Estado la reconoció como su adversaria y utilizó esa rivalidad para polarizar. Una suerte de “ellos o nosotros” que representa “es el cambio o volver al pasado”.