“Milei habla con los gobernadores mucho más de lo que ustedes creen. Claro que con (Ricardo) Quintela, de La Rioja, no, porque se dirían de todo, pero de Javier se muestra una película que no es”. La sorpresiva llegada del líder de La Libertad Avanza a la Presidencia puso peluca para arriba a todo el (des)orden conocido, pero cada tanto asoma el axioma nestorista: “No des bola a lo que digo, sino a lo que hago”. Ahora sí. Comienza un verdadero “corran por sus vidas”. Un tetris en un barro político de partidos defaulteados. “Vamos por partes”, diría Milei con la motosierra encendida.
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León o gatito mimoso. Cómo sigue la película. Hace poco Victoria Villarruel caracterizó a Milei como Freddy Krugger. “Bueno, no me acuerdo cuál es el de la motosierra. ¡Jason!”, sonrió. Durante años, la Argentina proyectó una saga de terror y encontró en el grito del León una vía de escape al futuro.
¿Casualidad? Milei y las películas de terror son un fenómeno que crecieron en pandemia. Algo así como... miedo para salir del miedo. Mathias Clasen es el autor del libro “Por qué el terror seduce”, teoriza sobre “la paradoja del terror” y advierte que “en épocas de miedo la gente busca inocularse una dosis de terror tolerable que la prepara para el miedo en la vida real”. Quizá ahí haya un indicio sobre una pregunta más profunda: no por hasta cuándo sino hasta cuánto es soportable el dolor del bisturí del ajuste.
Marck Miller, de la Universidad de Toronto, es autor de “Navigating Uncertainty with Screams” y apunta que el éxito de Jason Voorhees y Freddy Krugger radica en que evocan miedos atávicos. “La motosierra -sostiene Miller- no es eficaz para matar porque es pesada, ruidosa y puede quedarse sin nafta. Sin embargo, inspira miedo porque sus características (dientes de sierra afilados y rugido fuerte) imitan las de los mamíferos depredadores”.
Milei acaba de cumplir cinco meses en la gestión y corta los dientes. Pasado el paro de la CGT, el Gobierno activa el desafío del Pacto de Mayo, en Córdoba, donde el Presidente busca protagonizar como estadista, corrección, como anti estadista porque detesta el Estado: cree que es una organización criminal que él tiene que aplastar, salvo que las prepagas aumenten de más o las generadoras de energía quieran cobrar cash. A veces cunde el intervencionista. Las dos caras de una moneda. Curioso: la “casta”, la palabra predilecta de Milei contra todos los males, es doblefaz. Pura, como adjetivo. Impuro, como sustantivo. Odiosa del toma y daca, La Libertad Avanza al final tuvo que probar del toma y casta para pasar el primer test en Diputados.
Karina Milei acelera el armado nacional de La Libertad Avanza, en la alfombra roja del brazo de Lule y Martín Menem, con quienes estuvo el sábado en Rosario. La próxima parada, según pudo saber TN, es Mendoza. Crujen los territorios y las internas. También en el Gabinete: ya hablan de una restructuración en segundas y terceras líneas.
En el propio Gobierno, advierten: “Está faltando pericia para el armado nacional. No alcanza con Karina. En el PJ, en la época de Kirchner, había un Chueco Mazzón. Lule no conoce el territorio, estuvo con Eduardo, pero en la oficina del Senado”.
“Hay que tener cuidado cuando bajas a una provincia, porque a veces podés cerrar con impresentables si no conocés el paño, y bueno eso está generando algunos ruidos en los distritos”, dice un colaborador del Gobierno que no es libertario puro y anticipa: “El PRO va a tener una relevancia con la asunción de Mauricio Macri. Si el PRO decide restar respaldo, el Gobierno tambalea”.
Macri pospuso el reestreno del PRO. “No hay ningún apuro”, dicen. Los diputados festejan la caricia de Karina Milei que los recibió para bendecir la convivencia con el bloque de LLA. “Fue un gesto que motorizó Lule y que viene bien porque si hasta ahora fue difícil, lo que viene es muchísimo más complejo”, señala un diputado macrista.
Hay momentos de tensión con los libertarios en las comisiones. “Todavía están en un cumple. Vienen y dicen ‘ah es acá’ y entran cuando la reunión empezó hace una hora. Se sacan fotos. No entienden nada. A veces el kirchnerismo queda en mayoría y nos perdonan la vida. Te pueden meter un dictamen de mayoría y fuiste porque éstos están paveando”, se ponen verdes los experimentados amarillos del PRO.
El Gobierno ya empezó a trabajar por las leyes que quedaron afuera de la primera reforma. Descuenta que en Diputados comerán pochoclos cuando la Ley Bases vuelva con cambios del Senado y que habrá final feliz. Federico Sturzenegger -un fanático del cine, llegó a poner su loft en un book de locaciones- contactó a algunos diputados por las leyes que enviarán en los próximos días. LLama y pide autógrafos de los dialoguistas para estampar en los proyectos. Todo por un shock de vigor.
En el Senado, Victoria Villarruel está preparada para desempatar. De eso habló con Karina en el almuerzo de la concordia. La secretaria General de la Presidencia pidió un lomo sin guarnición y fue a los bifes: revisaron la agenda de viajes del Presidente para que no coincidiera con el día de la votación porque si hay paridad de votos, Villarruel deberá estar ahí para levantar la mano.
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Con la otra recibió a un grupo de juezas y senadoras que piden por el cupo femenino en la Corte. “Debe entenderse como una Presidenta del Senado con el despacho de puertas abiertas para escuchar a todos”, dicen cerca de Villarruel para cerrar la polémica con el mileísmo que impulsa a Ariel Lijo. En la Casa Rosada descuentan el éxito mientras el juez de Comodoro Py siga con el trabajo minucioso para autogestionarse los votos. ¿Solo le queda autopercibirse mujer con tal de cumplir con los pedidos de cupo para el máximo tribunal?
Mayo es de super acción. Cristina Kirchner, en continuado, salió a conducir la oposición a Milei y a contener la interna kirchnerista. Busca controlar la elección de la nueva conducción del PJ, que el martes 14 cumplirá un primer paso hacia la normalización. Ese día, el Instituto Patria concluirá un curso sobre Milei: “Un showman-economista en la Rosada”. ¿Será la oradora del cierre? “No sabemos. A ella le gusta sorprender”, dicen en el Patria.
Cristina Kirchner habla con Sergio Massa, que reaparecerá a fin de mes. El 29 tiene pensado encabezar un acto en el Arena, para presentar su libro. Después, encarará la normalización del Frente Renovador. “Está claro que CFK debe conducir y contener el mundo K . Y Sergio el universo PJ, gobernadores e intendentes más vinculado al interior del país. Sin desatender la Provincia con nuestros 20 intendentes”, dicen cerca del tigrense.
Axel Kicillof, enfrentado a Máximo Kirchner, busca una banda sonora propia. ¿Y transversal? En la Provincia, algunos son audaces cuando sueñan con una fórmula presidencial con Maximiliano Pullaro o Martín Llaryora. “La única contra es que los dos son nuevitos, tienen chances de reelección en sus provincias”, dicen. Este año, Kicillof piensa completar la Corte bonaerense y los radicales pujan por una silla.
Juan Schiaretti, Miguel Ángel Pichetto y Florencio Randazzo están armando un nuevo partido a nivel nacional para las legislativas de 2025. “Estamos conversando en las provincias. Nos vamos a mantener en nuestras convicciones”, dicen.
Algunos en el PRO creen que Milei debería liderar un gran espacio de centroderecha y Macri acompañar. “No importa si es con un interbloque, con una alianza, con nosotros adentro. Lo importante es que haya confites. Igual Milei tiene que pensar que hay una veintena de diputados del PRO que todavía no renueva. O sea necesita de nuestra inyección”, advierten. De Macri dicen que tiene espasmos políticos. El conflicto con las universidades lo inquietó. También la prórroga final para cuatro concesiones hidroeléctricas.
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En el Gobierno confían: “Ahora la inflación va a bajar dos o tres puntos y viene el rebote”. Cerca de Massa, hacen otras cuentas: “Con la cosecha y el superávit energético, en el 25 se despegaba. Había que aguantar el 24. Es preocupante que los conflictos no los canalice nadie y menos la política”. Hablan de meses... cruciales. También en el Gabinete de Milei: “Si salimos como creo que va a ocurrir, Javier entrará en la historia como Perón, alguien que produjo un cambio de paradigma. Pero esto tiene que ocurrir ahora, no hay mucho tiempo”. Por eso la ansiedad de Milei. O es todo o es nada, la frase de Patricia Bullrich llevada al tiempo de gestión: meses o una “eternidad”. ¿O meses que parecen una eternidad?
Más cerca, a 60 kilómetros, en City Bell, el que iba a ser ministro de Economía de Massa sigue con una vida parsimonia y austera porque no hay plata. Alguna masa dulce para las tardes de sábado en la panadería San Martín. Ironías. El Libertador, una pesadilla. El choque de trenes en el San Martín pudo haber sido una catástrofe.
El Gobierno, que conservó a massistas en la administración del transporte, apuntó a la falta de controles de la gestión anterior. Del lado de Massa, culpan a Nicolás Posse. “El informe de la SIGEN sobre Jefatura de Gabinete es clarísimo: 60% menos de transferencia a Ferrocarriles y 90% menos a Adif (infraestructura ferroviaria) en estos 5 meses. En la transición las actuales autoridades pidieron no adjudicar nuevas obras e inversiones. Luego Posse y (Luis) Caputo bloquearon todo tipo de gasto e inversión. Acá están las consecuencias”.
Natascha Strobl, en “La nueva derecha” advierte, que “su éxito se basa en no hacer lo que se espera que se debe hacer. “Los líderes como Donald Trump son síntomas, consecuencias del fracaso, en lugar de hablar largo y tendido, de pedir permiso, actúan, dan respuesta sencillas y promesas con mucho cuerpo que ni siquiera tienen que ser cumplidas porque siempre se puede culpar a las fuerzas siniestras que se interponen en el camino”, resume Claudio Álvarez Teran.
El choque de trenes pasó por encima al paro de la CGT, que paralizó el transporte, pero no logró conducir el malestar social. Hubo gente que trabajó porque si no no come. El achatamiento de los sueldos está siendo insoportable para una generación: “Mi hijo en su primer trabajo gana más que yo con 30 años de antigüedad”.
Natascha Strobl indica que Trump surgió con la crisis de 2008 ante la proliferación de los trabajos precarios. Milei también.
En “Trabajos de mierda”, David Graeber no sólo advierte sobre la precarización, señala que cada vez hay más empleos que son tan innecesarios que incluso el que los hace cree que no deberían existir.
John Maynard Keynes en 1930 proyectó que gracias a la tecnología las jornadas laborales iban a ser de 15 horas semanales. Pero entre trabajar menos horas o tener más, ganó la segunda opción, dice Graeber y a la proliferación de “trabajos de mierdas” suma una categorización, de cinco: lacayos, esbirros, parchadores, marca casillas y supervisores. Los primeros son los aduladores de los jerárquicos y los últimos, los que controlan un trabajo que igual se va a hacer. Todos bien remunerados. En contraposición, señala, los trabajos esenciales (médicos, enfermeros, científicos) tienen mala paga. Ante un mayor valor social, menos salario.
La esencialidad de la educación es uno de los proyectos que el Gobierno quiere sacar después del 25 de mayo. Sturzenegger está detrás, como de la Ley de hojarasca, un proyecto que busca hacer desaparecer 3 mil normas vetustas. De los trabajos inútiles, a las leyes inútiles.
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La paradoja, indica Graeber, es que el trabajo da sentido a la vida y que la mayoría siente dignidad por trabajar, pero a la vez odia el trabajo porque ya no es un medio para un fin. Vivimos para trabajar. Y si no hay trabajo, obvio que no hay plata, pero, peor, no hay vida. No hay plata, no hay trabajo, no hay vida. El terror de los terrores.
Una encuesta de Poliarquía señala que “la esperanza” sostiene al gobierno de Milei. Del desánimo del año pasado, a la esperanza. En una conferencia en Lisboa, Byung-Chul Han diferenció esperanza de optimismo. La esperanza es creer que algo tiene sentido, más allá del resultado. El optimista como el pesimista cree en un futuro cerrado: “La Argentina está condenada al éxito”, de Eduardo Duhalde. Por eso, Cristina Kirchner machaca cada vez con más insistencia: “El sacrificio de la clase media es inútil”.
El Gobierno postergó la salida del cepo, sueña con el alivio de la inflación y que los créditos hipotecarios reviertan el desplome en la construcción. ¿Cómo? Hoy solo la clase media alta puede acceder a esos costos. La opción de segunda vivienda es el remolque para que saquen los dólares de los colchones.
En un discurso en el que habla del terror, Samanta Schweblin indiga sobre ese instante que ocurre en un giro final inesperado, en la sorpresa, o en el susto o jumpscare: “¿Sería demasiado insólito pensar que es en ese estado de incertidumbre, en ese instante de no saber en absoluto -donde a la vez crece la sensación de que algo, una información nueva y vital, será entregada?”.
¿Esa es la esperanza después del terror?
Del terror al grotesco. ¿La clase baja-media, entre ellos los “licuados” jubilados, duerme la pesadilla de los injustos? Tres empanadas y qué hacemos con mamá Cora, ese grotesco criollo donde lo único que se puede esperar es el final.
La clase media espera. Espera que al final la película no sea “Esperando la carroza”.