No por predecible, el fallo de la Justicia de Nueva York contra la Argentina por YPF generó menos escándalo y menos críticas opositoras contra el kirchnerismo, que estaba al frente del Ejecutivo cuando se produjo la expropiación hace una década. Pero, más allá de la dura reacción política, los equipos de Patricia Bullrich y Javier Milei hicieron un primer análisis de las consecuencias que podría tener el fallo para una eventual gestión que comience el 10 de diciembre. Será el próximo Gobierno el que de hecho deberá hacer frente al pago de una nueva deuda de miles de millones de dólares.
En el equipo económico de Juntos por el Cambio que hoy conduce Carlos Melconian aseguraron que el fallo estaba dentro de los cálculos de la deuda posible, pero no deja de ser un problema adicional a la potencial herencia a recibir, que dificultará la estabilización y obligará a negociar eventualmente un plan de pagos.
En La Libertad Avanza mostraron cautela, pero también comprendieron que finalmente habrá que negociar el pago, cuando concluya el proceso judicial, que el actual Gobierno prometió apelar en octubre. “El asunto es cómo negociarlo, hay que chequear el fallo y analizar el procedimiento de EEUU. Primero dependemos de lo que ocurra hasta que haya una sentencia firme inapelable. El asunto es cuánto llevaría el esquema de pago y si devengaría en intereses que aumentarían o no la cifra publicada”, advirtieron.
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“Lo tenemos dentro de nuestras contingencias de deuda. Y el fallo está bajo análisis de nuestro equipo de abogados. Una mancha más al tigre que está dejando la mala praxis kirchnerista”, dijo a TN Enrique Szewach, director ejecutivo del IERAL de la Fundación Mediterránea, miembro del equipo técnico de Melconian.
Cerca de quién será el ministro de Economía de Bullrich en caso de llegar a la Presidencia no ocultaron el mismo enojo que manifestó públicamente la candidata del PRO y los principales dirigentes de JxC especialmente contra Axel Kicillof, ideólogo y principal ejecutor de la expropiación de YPF en el 2012 como sub-interventor de la compañía, hoy gobernador bonaerense y candidato a la reelección en el principal distrito electoral del país.
“Era previsible, en un juicio que estaba perdido cuando empezó. La posibilidad de que termine así era del 99% cuando se estatizó de la forma que se estatizó YPF. La apelación no haría más que dilatarlo ¿cuánto? ¿un año más?”, se preguntaba otro hombre cercano a Melconian.
“Habrá que negociar la forma de pago. Hay que entender bien el alcance del fallo, que todavía no está del todo claro, pero habrá que negociar como se hizo con los holdouts. La diferencia es el origen. Vos podés tener una crisis financiera y tener que reestructurar una deuda, pero el origen de esto es la mala praxis y una decisión política netamente ideológica y populista que se sabía como terminaba, y debería tener consecuencias políticas y judiciales, y hoy son candidatos con votos muchos de ellos”, agregó.
En JxC descartan cualquier posibilidad de entrar en un eventual incumplimiento del fallo, que llevaría al posible embargo de cualquier activo argentino “desde la fragata libertad a los aviones de Aerolíneas Argentinas” y a la Argentina a convertirse en un “paria” en el mundo.
En diálogo con TN, el principal referente económico de la UCR, Eduardo Levy Yeyati que forma parte del amplio equipo económico de Bullrich, hizo un análisis de las consecuencias que tendría el fallo para un próximo gobierno.
“Aumenta la deuda externa, en este caso a corto plazo, eleva el costo financiero y posterga el acceso al crédito externo que es esencial para sostener cualquier orden económico. Es similar al stock de deuda en default que dejó Axel Kicillof en el 2015, pero con la diferencia de que esta vez se da en un contexto de total exclusión de los mercados internacionales”, expresó.
“En octubre el gobierno ya está afuera, esto queda para el siguiente. Hoy no hay dólares para pagar, solo cabe una negociación con quita y plazos. No habrá claridad sobre cómo pagar esto hasta el fin de 2024. Este fallo hace más difícil la estabilización porque introduce una demanda adicional de dólares que eleva el tipo de cambio de equilibrio de corto plazo. Es muy negativo”, agregó.
