El domingo 13 de agosto se vivieron horas de tensión en la Ciudad de Buenos Aires y no por resultados electorales. El problema estuvo en el proceso de votación, en medio de las elecciones concurrentes. Por un lado, los porteños votaron en las PASO nacionales y luego, en la misma mesa, con otra urna y con boleta electrónica, definieron candidatos locales. El proceso no tuvo el resultado esperado por las autoridades porteñas.
Durante toda la jornada hubo quejas recurrentes sobre las largas filas que se formaban en las escuelas. Hubo dificultades para imprimir la boleta electrónica y emitir el voto. En efecto, la propia Patricia Bullrich tuvo que hacer ocho intentos hasta poder completar la tarea. Los problemas motivaron varias denuncias.
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La jueza María Servini presentó un escrito ante la Cámara Electoral donde pidió que no se utilice la Boleta Única Electrónica en las elecciones del 22 de octubre en la Ciudad de Buenos Aires. Si bien la magistrada no define el sistema electoral porteño, sí tiene injerencia en la votación nacional, por lo que puede poner condiciones.
En las últimas horas, la magistrada dejó sin efecto el convenio con el Instituto Electoral. Ahora, el organismo porteño que depende del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta debe resolver qué sistema va a usar. Ante la decisión de Servini, desde el Instituto de Gestión Electoral señalaron en un comunicado que “torna abstracto el debate sobre la utilización de la Boleta Única Electrónica”
De esta manera, queda descartada la boleta electrónica y el foco se traslada a encontrar la mejor alternativa para llevar adelante las elecciones porteñas en la fecha ya prevista. “El IGE ratifica su vocación de trabajar junto a las autoridades judiciales para reconfigurar el sistema de votación para elegir Jefe/a de Gobierno, legisladores/as y miembros de las Juntas Comunales el próximo 22 de octubre”, remarcaron.
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Si bien el IGE descartó la BUE para las elecciones de octubre, defendió su uso en las PASO: “El IGE detectó fallas en 251 máquinas de votación de la BUE. Esos casos representan menos del 2% de las más de 14.000 máquinas destinadas al operativo de la jornada electoral”. Y sentenciaron: “La elección concluyó sin inconvenientes y sólo 7 de los 1.097 establecimientos habilitados para votar debieron prorrogar la jornada hasta las 19:30 horas”.
Desde el gobierno porteño confiaron a TN que “la Fecha de la elección no se puede modificar porque ya fue hecha la convocatoria dentro del plazo del Código Electoral”. Y remarcaron: “El único cambio posible es establecer que se vota con Boleta Papel. O, en su defecto, votar en simultáneo con sistema boleta partidaria nacional”.
El caso es que para poder realizar la votación de autoridades porteñas con boleta partidaria nacional, el Ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires tiene que adherir a ese sistema antes del 23 de agosto. En CABA consideran que “dentro del menú de opciones la boleta papel sería la más conveniente”.
De seguir el curso de las acciones por el uso de la boleta de papel, la decisión la puede tomar de manera directa el Instituto de Gestión Electoral o el propio Rodríguez Larreta a través de un decreto. Los plazos para hacerlo son hasta no menos de un mes antes de la fecha a realizarse la elección.
Fuentes judiciales confiaron a este medio que por estas horas hay negociaciones entre Servini y el gobierno de la Ciudad para intentar llegar a un acuerdo que conforme a todas las partes. La relación entre la jueza y la administración porteña no es buena, pero dada la cercanía de la fecha de elecciones buscarán una solución en el corto plazo.
Además, Servini dejó esta semana sin efecto un acuerdo firmado en junio entre la Justicia Nacional Electoral y el Instituto de Gestión Electoral para la implementación de la boleta única electrónica. Con ese acuerdo caído, se torna muy complejo que se lleven adelante elecciones concurrentes como ocurrió en las PASO.
En 2015, la elección de la Ciudad de Buenos Aires se hizo de manera separada, en fechas diferentes a las nacionales. Ese año, los porteños votaron seis veces, tres para la nacional (PASO, general y balotaje) y otras tantas para las autoridades porteñas. La decisión final se negociará entre el Tribunal Electoral de la Ciudad, el Instituto de Gestión Electoral, con la supervisión de la Cámara Nacional Electoral.