Sorpresa, batacazo, imprevisto. Cualquier sinónimo cuadra con lo ocurrido este domingo en Neuquén, la provincia patagónica conducida desde hace seis décadas por el hegemónico Movimiento Popular Neuquino creado por la familia Sapag en 1961. El actual diputado nacional Rolando “Rolo” Figueroa, un dirigente nacido y criado en el MPN rompió con el oficialismo local y creo un frente variopinto llamado Comunidad. No le fue nada mal: ganó la elección provincial por escaso margen (35,62% contra 33,15% del candidato Marcos Koopmann), pero se impuso en una pelea muy polarizada.
Como siempre ocurre en Neuquén, hubo una alta participación ciudadana, casi 78% del padrón. Pese a que todas las encuestas daban paridad, ninguna se animó a vaticinar una derrota del MPN. Un gobierno neuquino gobernado en las dos últimas gestiones por Omar Gutiérrez, quien ya no podía ir por otra reelección. Justamente, el vencedor Rolo Figueroa fue su primer vicegobernador. Hoy, su actual compañero en la gestión, Marcos Koopmann, era el candidato oficialista a seguirlo. Pero los neuquinos tuvieron otros planes.
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“Contra lo que muchos pensaban o decían, arrancamos otra etapa política en Neuquén. Estamos en otoño, pero va a ser una primavera en la provincia. Ya lo verán”, dijo eufórico a TN un hombre de confianza del equipo de Figueroa, uno de los armadores del espacio Comunidad. Allí conviven dirigentes ex MPN, peronistas, radicales y del PRO.
Cuando cerró la elección a las 18 (una jornada electoral impecable, sin contratiempos ni denuncias), el sistema de voto electrónico que usa Neuquén prometía un escrutinio rápido. Así fue. Una hora después, la justicia provincial empezó a dar resultados en la página oficial y la tendencia encendió las alarmas en la sede de campaña del MPN, un viejo edificio del centro neuquino donde funciona la Junta de Gobierno. “Por cábala, desde la época de los Sapag, nos juntamos acá”, explicó a TN Francisco Rodríguez, un veterano militante. Los números comenzaron a dar una diferencia de 4 puntos al candidato Rolo Figueroa.
Elecciones en Neuquén: la polarización arrasó con los otros candidatos
El tercer lugar quedó para el candidato del Frente de Todos Neuquino, Ramón Rioseco, quien empeoró su performance del 2019 y quedó con un 12,71%. Detrás se ubicó Carlos Eguía, de Cumplir, con un 7,98% que traccionó el voto “libertario” y mejor desempeño que el diputado nacional Pablo Cervi, de Juntos por el Cambio Neuquén, quien no pudo retener los votos de la alianza y cosechó un magro 3,75%. El último lugar fue para Patricia Jure del FIT, quien obtuvo un 3,26%, prácticamente lo mismo que en los anteriores comicios.
Fue tan rápido el procesamiento de datos, que a las 20 horas el oficialismo salió a reconocer lo que muchos no pensaban: la derrota. En malón, los cronistas dejaron ese bunker donde habitualmente se festejaban triunfos sin contratiempos y se mudaron al local del retador Figueroa. Claro, ahí ya había otras caras y otros ánimos. Sabían que la victoria estaba latente y solo faltaban llegar los números finales.
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“Desde Neuquén hemos dado un mensaje muy claro y fuerte, sobre lo negativo de la grieta”, advirtió Figueroa ante los micrófonos que le pusieron enfrente como primera declaración victoriosa. Además tocó un tema sensible sobre la potencialidad neuquina. “Nosotros no queremos ni nos gusta que se hable del derrame de Vaca Muerta. Queremos el plato principal de ese yacimiento que está en nuestro suelo”, agregó con firmeza.
En cierta forma, el gobernador electo marca la cancha para lo que se viene, sabiendo que tuvo apoyos nacionales de peso como el del expresidente Mauricio Macri (estuvieron este verano reunidos en Villa La Angostura) y del precandidato de Juntos por el Cambio y jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Otra cuestión importante a considerar es la relación y la transición que deberá tejer con el gobernador local Omar Gutiérrez, a quien conoce muy bien. “Yo se que el gobernador es un hombre de Estado y no va a tener ningún problema en reunirnos y proyectar”, explicó Figueroa para esperar el lejano 10 de diciembre, día en que tomará formalmente la riendas de la provincia patagónica, hasta ayer bastión hegemónico cimentado por la familia Sapag.