Hay dos palabras que no se llevan bien, que son “billetes” y “kirchnerismo”. Ya tuvimos el caso Ciccone en la reencarnación anterior. Ahora vuelve un debate que tiene que ver con varios temas. El primero es el mapa político, ideológico, el mapa de la memoria del Gobierno, que aparece en los próceres que se seleccionaron para ilustrar los nuevos billetes: Manuel Belgrano; María Remedios del Valle, “la niña de Ayohúma”; San Martín; Martín Miguel de Güemes con Juana Azurduy; y tenemos a Eva Perón, sola. El peronismo todavía no se anima a poner al general Juan Domingo Perón en un billete. O tal vez Cristina no aprueba la aparición de un billete con Perón.
Las denominaciones de esos billetes abren todo un debate respecto de la conveniencia de la impresión de este tipo de billetes ¿Por qué? Porque el billete que lleva la cara de Evita, dentro de poco, o con esta inflación, va a desaparecer. Estamos hablando de un billete de 100 pesos. Hoy en una confitería del centro de Buenos Aires tomás algo más que un café, comés una ensalada, tomás un agua, y tenés que dejar como propina, mínimo, un Evita, o dos.
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Por eso hay bromas irrespetuosas en las redes sociales diciendo: “Volví, como propina”. Ahora la pregunta es: ¿Por qué el Gobierno no imprime billetes de más alta denominación? Porque al imprimir los mismos billetes que existen con esta inflación, se requiere una masa de papeles, impresión, tinta, todo lo que significa la tecnología de seguridad carísima de un billete, mucho más abultada, con mucho más costo, porque hay que imprimir muchísimos más billetes para los mismos valores.
Se decidió no imprimir billetes de 5.000 y mucho menos de 10.000 pesos. En principio, la razón es que se quiere ocultar la inflación, como en el viejo INDEC, como si sin mover el número del billete, sin poner billetes de mayor denominación no nos enteráramos de que con esos billetes que te dan comprás cada vez menos cosas.
Ahora bien, hay economistas, Augusto Ardiles es uno que es experto en este tema porque trabajó en la Casa de la Moneda, que dice: “Ya en el gobierno anterior, en el de Cristina Kirchner, se impedía la impresión de billetes de alta denominación también para ocultar la inflación y negarla. En esa negativa se hubieran ahorrado entre 2008 y 2015 639 millones de dólares. La decisión de no imprimir billetes de mayor denominación entre 2020 y 2021 significa un gasto adicional de 186 millones de dólares. Se imprimen más masas de dinero, más masas de billetes para el mismo valor”.
¿Qué quiere decir? Que hay una irracionalidad o un negocio que alguien puede estar haciendo en este mayor consumo de papel, de tintas especiales, de tecnología. La verdad es irracional, del mismo modo, que se cae también una especie de repetición facciosa con la elección de los próceres. No hay próceres de la oposición, no podría estar Hipólito Yrigoyen, no podría estar Leandro N. Alem, no está Perón, está Evita, degradada en un billete que, dentro de poco, va a ser una especie de estropajo, porque contra esta inflación 100 pesos no va a valer nada.