Desde los primeros días de mayo de 1977, una semana después de comenzadas las rondas de las Madres de Plaza de Mayo alrededor de la Pirámide, Hebe de Bonafini empezó a participar de estas concentraciones. Dos años después, en 1979, se convirtió en la presidenta de la Asociación.
Bonafini, cuyo apellido de soltera es Pastor, nació el 4 de diciembre de 1928 en la localidad bonaerense de Ensenada y tuvo tres hijos con Humberto Bonafini. Dos de ellos, los varones, Jorge y Raúl, fueron secuestrados y desaparecidos durante la última dictadura militar. La tercera, María Alejandra, la acompaña al día de hoy en sus actividades vinculadas a los derechos humanos.
A pesar de que solo terminó la escuela Primaria (se casó con Humberto a los 14 años), con el paso del tiempo Bonafini se convirtió en una importante oradora y en un referente político.
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En cinco años, entre la década del 70 y la del 80, vivió todas las tragedias posibles: el 8 de febrero del 1977 fue secuestrado su hijo, Jorge; ese mismo año, pero el 6 de diciembre, desapareció su otro hijo, Raúl; al año siguiente, el 25 de mayo de 1978, la que desapareció fue su nuera María Elena Bugnone Cepeda, esposa de Jorge. Y unos años después, cuando ya estaba al frente de las Madres de Plaza de Mayo, en septiembre de 1982, murió su esposo Humberto.
Hebe de Bonafini, contra los presidentes
Con el regreso a la democracia, si bien celebró el juicio a las Juntas Militares ordenado por Raúl Alfonsín, fue muy crítica con respecto a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Y mucho más aún al “indulto” decretado por Carlos Menem, primero contra toda la jerarquía militar ya condenada y presa y luego en favor del resto de los militares involucrados en crímenes de lesa humanidad.
De hecho, Menem, siendo el presidente de la Nación, la demandó apelando a la figura de “desacato”, luego de que Bonafini lo calificara en un programa de televisión de “basura”. Finalmente, la definición de “desacato” fue derogada y finalmente la presidente Madres de Plaza de Mayo fue sobreseída.
Al momento del fallecimiento del expresidente, en febrero del año pasado, Bonafini, en nombre de la Asociación a la que representa, fue durísima: “No lamento su muerte ni deseo que descanse en paz. Este expresidente, que no mereció serlo, que hizo pelota al país, que lo destruyó y se burló de nosotros, bailaba mientras nos moríamos de hambre”.
Bonafini, las Madres de Plaza de Mayo y los Sueños Compartidos
La causa Sueños Compartidos fue una investigación que se inició en 2011 y por la que Bonafini estuvo imputada. La denuncia era por desvío de fondos del Estado a la Fundación Madres de Plaza de Mayo, que tenía como apoderados a los hermanos Sergio y Pablo Schoklender. Sueños Compartidos era un programa para la construcción de viviendas sociales.
En 2012, los Schoklender estuvieron presos por esta causa (lavado de dinero de fondos entregados por el Ministerio de Planificación) y Bonafini fue citada a declarar como sospechosa y luego fue imputada. De hecho, al negarse a presentarse a declarar, el juez Marcelo Martínez de Giorgi la consideró en “rebeldía” y pidió su detención, que nunca se concretó.
Actualmente, Bonafini tiene 93 años, continúa al frente de Madres de Plaza de Mayo, y tiene bajo su órbita la Universidad Nacional de las Madres, como también el periódico, una radio, una casa cultural y la administración del centro cultural en la ex ESMA.
Hebe de Bonafini, criticada y homenajeada
A lo largo de los años, fue objeto de muchas críticas, incluyendo acusaciones de antisemitismo, pero también de homenajes. Juntos con otras Madres de Plaza de Mayo, subió a los escenarios de varios artistas de peso internacional, como Sting, quien la invitó cuando cantó “Ellas bailan solas”, en homenaje a las Madres.
Algo similar ocurrió en una visita de U2, en la que Bonafini le obsequió el simbólico pañuelo al cantante de la banda irlandesa, Bono. A nivel local también fue en varias ocasiones reconocida por la cultura, con la que también polemizó.
En 1999 se peleó con Charly García, quien quería representar los “vuelos de la muerte” tirando muñecos al río en un recital que iba a dar en Puerto Madero. Bonafini le exigió que no lo hiciera porque bastardeaba el dolor por los desaparecidos y García le dijo que respetara su forma de expresar ese dolor con arte.
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Finalmente, Charly desistió, no hubo vuelo ni muñecos al río. Y sí hubo Bonafini y otras Madres caminando el escenario, acompañando al artista, “el Maradona de la música”, como lo definió Bonafini. Con ellas en escena -y no sin ironía- Charly cantó “Kill my Mother” (“Matar a mi madre”).