Fernando De la Rúa logró el triunfo en las elecciones de 1999 y el 10 de diciembre de ese año asumió como Presidente de la Nación, para suceder en el cargo a Carlos Menem luego de dos períodos. Pero no logró completar su mandato: se vio obligado a renunciar casi dos años antes debido a la profunda crisis de 2001.
Menem no pudo presentarse a las elecciones presidenciales del año 99 porque había sido reelecto en 1995, por lo que el candidato del Partido Justicialista fue Eduardo Duhalde. La crisis económica desatada a partir del fracaso del Plan de Convertibilidad condicionó el segundo mandato del ex gobernador riojano, y al difícil contexto socioeconómico se sumó una fuerte caída de la imagen pública de su administración tras varios casos de corrupción. La Alianza para el Trabajo, la Justicia y la Educación que había sido impulsada por el ex presidente y líder radical Raúl Alfonsín, entonces, logró imponerse por amplio margen en las elecciones generales con Fernando De la Rúa como candidato.
La coalición de la Unión Cívica Radical (UCR) con el Frente País Solidario (FREPASO) obtuvo una clara victoria en los comicios del 24 de octubre de 1999 al recibir el 48,37 % de los votos. No hubo necesidad de realizar una segunda vuelta porque la lista del Partido Justicialista encabezada por Eduardo Duhalde tuvo apenas el 38,28 % de los sufragios.
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De la Rúa había sido Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de 1996 a 1999. Su compañero de fórmula fue y luego vicepresidente electo fue Carlos “Chacho” Alvarez, líder del FREPASO que se había desempeñado como diputado nacional por Capital Federal a partir de 1993. El radical De la Rúa había triunfado en las elecciones internas de la Alianza frente a la candidata Graciela Fernández Meijide (del FREPASO) con el 63,78 % de los votos.
El impulso de la Alianza para De la Rúa
La Alianza había comenzado a formarse en 1997, luego de que Raúl Alfonsín (líder de una UCR golpeada tras su debacle electoral) decidiera juntarse con los dirigentes del FREPASO, para consolidar un frente que pudiera vencer al menemismo. En las elecciones legislativas de ese año la Alianza dio una demostración de su poderío al quedarse con una resonante victoria a nivel nacional: aquello empezaba a marcar la caída del menemismo.
Con el contundente resultado en las elecciones de medio término, la coalición se estableció definitivamente y lanzó un plan para la carrera presidencial. Fernando De la Rúa empezó a convertirse en la cara de la oposición y aglutinó a la clase media, uno de los sectores más afectados por la política económica de Carlos Menem. Aquella identificación con el candidato radical empezó a notarse rápidamente en las encuestas, que prontamente anticiparon una victoria absoluta en las elecciones de 1999.
La campaña de De la Rúa se fortaleció con anuncios televisivos, que mostraron su imagen y lo diferenciaron del menemismo. Una de las más emblemáticas y populares fue la que arrancaba con la frase “Dicen que soy aburrido”. Menem justamente lo había calificado de esa manera. La movida publicitaria también puso el foco en terminar con “la fiesta” del gobierno. En ese caso se apuntaba a los escándalos por corrupción.
De la Rúa, además, había recibido elogios por su disciplina fiscal como primer Jefe de Gobierno electo de la Ciudad de Buenos Aires. Con ese impulso, la Alianza logró un amplio margen y dejó sin chances a la dupla de Eduardo Duhalde y Ramón “Palito” Ortega -candidato a vicepresidente-, que ni siquiera contó con la posibilidad de ir a un balotaje al quedar a más de 10 puntos del ganador.
La caída de su gobierno por la crisis de 2001
Ya en 2001, De la Rúa nombró como ministro de Economía a Domingo Cavallo, ideólogo del plan de Convertibilidad durante el menemismo, para reemplazar a Ricardo López Murphy, que a su vez había sucedido a Luis Machinea, el primer ministro de esa cartera que había designado De la Rúa.
De la mano de Cavallo, el Gobierno intentó bajar el déficit fiscal con el aumento de impuestos y el recorte de servicios sociales, lo que a su vez generó mayor recesión. El déficit siguió en aumento y empezó a ser cubierto con más deuda, al mismo tiempo que crecían en el FMI las dudas sobre la capacidad de pago de la Argentina. Las dudas sobre la continuidad del Plan de Convertibilidad, que establecía la paridad cambiaria entre el dólar y el peso, impulsaron entonces una creciente fuga de depósitos bancarios.
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En noviembre la Subdirectora del FMI, Anne Krueger, anunció que Argentina no recibiría más dinero y esto provocó el pánico bancario. La situación explotó el 3 de diciembre de 2001, cuando Cavallo anunció la drástica medida conocida como “Corralito financiero”, con la que fijó restricciones al retiro de depósitos bancarios y provocó un estallido social inmediato.
Acorralado y sin respaldo político (el vicepresidente “Cacho” Alvarez había renunciado en octubre de 2000 ante nuevos casos de corrupción), De la Rúa dejó el poder en medio de la crisis política, económica, social e institucional más profunda que haya atravesado la Argentina.
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