Una testigo declaró que vio a Marita Verón en un prostíbulo de La Rioja, con una beba, a la que identificó como la hija de la joven, en el marco del juicio por el secuestro y desaparición de la chica. La mujer relató además que Marita le mostró estaba "lastimada en la espalda" y cautiva en un prostíbulo en el que era sometida sexualmente.
"Me mostró un bebé y me dejó ver cómo estaba lastimada en la espalda. Me contó que tenía una hija y que al bebé no lo quería pero que no tenía la culpa", relató Andrea R., cuya identidad fue preservada por los jueces por haber sido víctima de una red de trata de personas.
La mujer estuvo retenida en un prostíbulo de La Rioja y dijo que allí conoció a Marita Verón. "La conocí en la cocina. A mí me habían golpeado y atado porque no hacía caso. La gente que estaba allí iba constantemente armada y había mucha droga, cocaína y marihuana. Marita también estaba lastimada en la espalda", expresó en su testimonio ante el tribunal.
Andrea R. dijo que Verón le mostró una beba a la que llamó Sol e identificó como su hija: "Me dijo que no la quería, pero que la criatura no tenía la culpa", destacó. La mujer dijo que Marita Verón llevaba el pelo corto, teñido de rubio y usaba lentes de contacto de color. Además, indicó que había pactado con Verón que la primera que fuera liberada buscaría a la familia de la otra.
La declaración que hizo la víctima de trata de personas comprometió todavía más a los acusados de la denominada conexión riojana: Irma Medina y sus hijos, José "Chenga" y Gonzalo Gómez, a quienes acusó de haberla forzado a ser prostituta. La testigo dijo que en el local nocturno donde fue sometida sexualmente había niños, niñas y adolescentes, como también mujeres que vinieron del exterior.
"Había chicas desde los 12 años hasta los 16. La mayoría de las que estábamos ahí éramos menores de edad", comentó. Al respecto, la mujer dijo que le "quitaron y adulteraron" su DNI "en la fecha de nacimiento" y su "segundo nombre". "Me hicieron sacar una foto para hacerme pasar por una chica de 18 años. A mí me rescatan en un allanamiento, pero ya estaban avisados de que iban a allanar", resaltó en su declaración.
Así, la mujer avanzó con las sospechas de un vínculo entre los presuntos proxenetas y la policía del lugar. Tras el testimonio, Chenga Gómez rechazó la declaración de la testigo, a quien acusó de mentir, y reclamó que se le permita hablar en el juicio, una cuestión que deberá autorizar el tribunal. Los hermanos Gómez e Irma Medina están siendo juzgados, junto a otras diez personas, en el proceso oral y público que se realiza en la capital tucumana. "¡Basta ya, no aguantamos más! ¡Queremos defendernos!", exclamó Chenga Gómez.
Andrea R., sin embargo, aseguró: "El Chenguita Gómez y su hermano eran personas abusadoras y mitigantes. Mitigaban miedo", manifestó. La justicia de Tucumán lleva adelante desde hace un mes un juicio contra trece acusados por el secuestro, sometimiento a la prostitución y desaparición de Verón, que fue raptada cuando tenía 23 años a una cuadra de su casa el 3 de abril de 2002 cuando se dirigía a una consulta médica.
Durante el juicio, Susana Trimarco, madre de la joven, llamó "mafiosos" a varios de los acusados y les reclamó en la cara que dijeran "dónde está Marita" porque, indicó, quería conocer el paradero de su hija "ya sea viva o muerta". La búsqueda de Verón llevó a Trimarco a inmiscuirse en locales nocturnos de La Rioja, Tucumán, Buenos Aires y Santa Cruz, donde logró rescatar a varias jóvenes que como su hija habían sido privadas de su libertad y prostituidas.
