Juan Carlos Aguirre y su hijo, Juan Manuel Aguirre Taboada, fueron detenidos, liberados tres veces y llevados a juicio otras dos por el crimen de Ana Zerdán, una bioquímica asesinada a golpes hace 18 años en Cipoletti. Finalmente, en las últimas horas, la Justicia de Río Negro dejó firme la absolución de los dos hombres por considerar que existen "dudas razonables" sobre su responsabilidad. Ellos quedaron libres de culpa y la muerte de Zerdán, impune.
En su fallo, los jueces consideraron que “un tercer juicio implicaría la inadmisible reiteración del esfuerzo persecutorio del Estado y frustraría la conclusión de una causa cuyo trámite ya cuenta con dos debates y sus respectivas sentencias". También resaltaron que "atento al derecho que tiene toda persona a ser juzgada en un tiempo y mediante un proceso razonables, la única solución aceptable para el caso es desestimar el recurso y confirmar la absolución resuelta”.
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Un año antes de ser asesinada, Zerdán investigaba la presunta presencia de metales pesados derivados del petróleo del gasoducto Loma La Lata, por entonces de Repsol-YPF, en los habitantes de la zona. El 17 de septiembre de 1999, la encontraron muerta en el baño de su laboratorio.
El mayor de los Aguirre, que estaba en pareja con la víctima, fue quien la encontró. La había ido a buscar porque le llamaba la atención que no llegara a su casa. La mujer estaba amordazada, tenía los ojos vendados, la cabeza tapada y la habían golpeado en todo el cuerpo. La habían dejado tirada en medio de un charco de sangre.
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Pocos días después, padre e hijo se convirtieron en sospechosos y cayeron presos por primera vez. En ese momento, el joven Aguirre Taboada puso de coartada a su exnovia, con quien aseguró haber pasado la noche en su departamento en el centro de la ciudad. Pero su versión no terminaba de convencer a los investigadores.
Después de ser juzgado durante la mitad de su vida, lo absolvieron por el beneficio de la duda y a su papá, que murió en el mes de mayo, porque no fue acusado por el fiscal. El joven volcó en un blog sus sensaciones sobre el derrotero judicial y hace unos meses, cuando empezaba el segundo debate, escribió: "En el primer juicio nos declararon inocentes, sin embargo 17 años después del asesinato nos llevan a otro juicio. La Constitución Nacional no lo permite. Tenía 24, ahora tengo 41. Como me dicen todos: 'Me cagaron la vida'".