Claudia Ferro fue vista por última vez hace ocho meses en su casa de la calle Corbalán al 400, en Villa Luro. Las personas que ocupan el lugar dicen que se fue de viaje, sin embargo, eso no está acreditado. Se sabe que Ferro no está, pero dejó su ropa, sus documentos y su teléfono celular. Lo poco que se conoce del hecho es que la mujer de 52 años no aparece, y tampoco encuentran la escritura de su casa. Sus vecinos fueron quienes, preocupados, empezaron a movilizarse para buscar respuestas.
En diálogo con TN, el fiscal fue cuestionado puntualmente sobre por qué no llamó antes a declarar a las personas que hoy habitan en la casa de Claudia, que finalmente lo harán el jueves próximo. Su respuesta fue insólita: "El momento de indagatoria se produce cuando uno tiene elementos o sospecha que exista el delito (en este caso usurpación)". Entonces, Guillermo Lobo apuntó: "Pero ¿qué otro elemento necesita? Ellos mismos nos dijeron que no tienen ningún papel de la casa". "La indagatoria es un medio de defensa, no de prueba", contestó.
Entonces, Lorena Maciel quiso saber por qué no se los convoca como testigos. El fiscal respondió con otra postura cuestionable: "Si hubo un atentado contra la vida o libertad de Claudia Ferro, no podemos descartar que estas personas (por los okupas) lo puedan haber cometido. Es improlijo llamarlos como testigos y después llamarlos a indagatoria". En realidad, esta es una práctica común, y hay un caso emblemático que lo demuestra, el de Ángeles Rawson. El portero Jorge Mangeri primero fue llamado como testigo y luego imputado por el crimen de la adolescente.
Claudia tiene 52 años y trabajaba como clown y animadora de fiestas infantiles. Vivía sola con sus tres perros desde la muerte de sus padres y según Velarde, algunos testigos dijeron haberla visto deprimida en el último tiempo.