Para Diego Loscalzo el único problema que tenía con quien era su pareja, Romina Maguna, era económico. Al menos así lo sostuvo ayer ante la fiscal Paula Hondeville, a más de un mes de la noche en que asesinó a balazos a su mujer y a otros cinco familiares de ella, entre ellos un bebé de nueve meses de gestación que recibió un disparo que perforó el útero de su mamá.
“Lo último que recuerdo es que estaba en la mesa sentado, haciendo cuentas porque la plata no me alcanzaba y estaba muy mal por el tema económico. Después de eso sólo tengo el recuerdo de que iba en la moto y me caí”.
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Según publicó Primer Plano OnLine, el detenido por la masacre de Hurlingham desmintió que estuviera a punto de separarse de Maguna y descartó también haber ejercido con anterioridad violencia de género sobre ella. Pero a pesar de todos sus intentos, la fiscal confirmó la prisión preventiva en su contra y podría ser condenado a cadena perpetua.
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En las últimas horas trascendió además que eran dos las armas que Loscalzo tenía registradas legalmente en el RENAR. Se trata de una pistola 9 milímetros y otra calibre 40, que hasta el momento no fueron encontradas.
"Tenía todo planeado"
Cintia Gotta fue una de las sobrevivientes de la masacre. Forcejeó con él, quiso sacarle el arma. Buscó detenerlo y frenar lo que se transformó en un horror. Nada de eso pudo lograr. Ella también terminó herida de un tiro, aunque logró salvarse por una ocurrencia cinematográfica: se hizo la muerta y así evitó recibir varias balas más.
Para ella y para quienes conocían bien a la familia, el asesino siempre había mostrado un carácter posesivo pero descartan rotundamente que esté loco o se quiera suicidar. "Él tenía esto planeado de antes", aseguró Gotta.
