Con el uniforme puesto, un disparo en la cabeza y el arma reglamentaria a pocos centímetros de su cuerpo, encontraron a Lucas Muñoz, el policía que estaba desaparecido desde hace 28 días en Bariloche.
Cerca de la medianoche llegaron los peritos de Buenos Aires hasta el descampado cerca de la Ruta de Circunvalación donde estaba Muñoz, con un grupo electrógeno que permitió el trabajo nocturno para preservar el lugar y las pruebas.
Determinar ahora si se trató de un suicidio o de un homicidio será clave para los investigadores, que también tendrán que establecer si el cuerpo estuvo ahí desde el 14 de julio, cuando el oficial desapareció, o si, como denunció su familia, fue "plantado" después del crimen.
Otro dato fundamental para avanzar en la reconstrucción de lo que ocurrió en las horas previas a su muerte será el análisis de las comunicaciones telefónicas del policía y el cruce con el resto de los equipos de sus compañeros que están bajo investigación.
A pocos metros del lugar, 10 cuadras solamente, el 6 de abril apareció también el cuerpo de Micaela Bravo, cuyo crimen sigue impune.
LA SOSPECHA DE LA FAMILIA
