Las imágenes causan conmoción, son a plena luz del día y con policías cerca. Sin embargo, nadie hizo nada y un hombre murió por no haberse afiliado al sindicato de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), tal como revelaron anoche en Periodismo para Todos. Más de dos años después, seis gremialistas fueron condenados según mostraron en Periodismo para Todos.
Darío Ávalos, que era obrero de la construcción, fue asesinado mientras participaba de un reclamo por puestos de trabajo frente a una obra de la constructora Esuco S.A, de Carlos Wagner. El 6 de julio pasado un tribunal de Lomas de Zamora condenó a todos los imputados por el crimen de Ávalos, asesinado por "un ataque de una patota de la UOCRA".
El jurado dio por acreditada la existencia de un plan criminal, dado que la patota esperó para actuar dentro de la obra desde la madrugada anterior. Su mentor fue Walter Leguizamón, secretario general de la UOCRA de Lomas de Zamora, actualmente prófugo.
Los hermanos Javier y Héctor Cabrera -hijos del segundo de Leguizamón- y Chuquimia Romero y Cáceres Paredes fueron condenados por homicidio en agresión, con la perspectiva de una pena que va desde 2 años a 10 años. Además, Alejandro Jara y Alberto Albornoz fueron hallados culpables de homicidio agravado con el concurso premeditado de dos o más personas, que prevé la pena de prisión perpetua.
Existe también una causa por la supuesta complicidad de la Policía bonaerense, que habría liberado la zona para facilitar el ataque y la retirada de los agresores.
La querella de la familia de Ávalos fue representada por los abogados de la asociación APEL, que también fueron decisivos para la condena, en su momento, del ferroviario José Pedraza y su patota por el crimen de Mariano Ferreyra.
