"Sus manos son un arma", dijo en las últimas horas un amigo de Jorge Gómez, el taxista asesinado a golpes en Ensenada tras una discusión de tránsito. La frase hacía referencia al único detenido por el crimen, el karateka Esteban González Zablocki, y el resultado de la autopsia fue todavía más contundente y lo confirmó: le partió el cráneo en dos partes.
El informe de los forenses reveló que la víctima murió como consecuencia de un hematoma intraparenquimatoso izquierdo, un trauma craneoencefálico grave y fracturas de escama de temporal izquierdo y de base de cráneo, según indicaron fuentes cercanas a la causa a TN.
Todo empezó por una presunta pelea de tránsito el miércoles pasado cuando se cruzaron en la esquina de las calles 126 y 60, aunque ya fue descartada la hipótesis de un choque. Es más, la camioneta que manejaba el agresor no tenía ni un rasguño, informaron los especialistas encargados de la pericia a El Día. Sin embargo, esa madrugada González Zablocki se bajó de su vehículo y le dio a Gómez una paliza letal.
![La autopsia reveló que el karateca le fracturó la cabeza a golpes al taxista de Ensenada](https://tn.com.ar/resizer/v2/la-autopsia-revelo-que-el-karateca-le-fracturo-la-cabeza-a-golpes-al-taxista-de-ensenada-TDOMRSKJXUOYZSZIPAQMYEDPAI.jpg?auth=71ca41c521b8beed4e47b69e998da9ca0a0f832046891261ebec849582d3d04e&width=767)
Fueron por lo menos ocho trompadas las que recibió el taxista cuando ya estaba tirado en la calle, indefenso. Los golpes le provocaron fracturas y derrames severos en la cabeza y, si bien el taxista logró incorporarse, solo pudo manejar unos metros antes de desvanecerse. No volvió a despertarse.
A pesar de que el video de una cámara de seguridad expuso el salvajismo con el que el karateca agredió a la víctima, el juez platense Juan Pablo Massi dejó en libertad a González Zablocki y recién 24 horas después volvió a ordenar su detención.
El karateca fue trasladado a la alcaldía "Roberto Petinatto" acusado de homicidio agravado por ensañamiento y alevosía tras la muerte de Gómez, quien agonizó 36 horas después del ataque. De ser encontrado culpable por la Justicia podría recibir una pena de prisión perpetua.