El responsable del Equipo de Pastoral Social de la arquidiócesis de Buenos Aires y hombre de confianza del Papa Francisco, sacerdote Carlos Accaputto, fue golpeado durante un asalto cuando llegaba a su casa en el barrio porteño de Flores.
Accaputo, quien trabajó con el cardenal Jorge Bergoglio en Buenos Aires durante los últimos 20 años, confirmó a DyN el episodio, pero lo minimizó al asegurar: "Estoy bien y en actividad, fue un incidente nomás".
El asalto, cometido por dos jóvenes, ocurrió el sábado pero recién se conoció hoy a raíz de que el legislador porteño Cristian Ritondo posteó en Twitter una foto del sacerdote con un vendaje en la nariz.
"La violencia y la barbarie de los delincuentes no respeta a nada ni nadie. El rostro del P. Accaputo así lo demuestra", escribió el dirigente macrista en su cuenta de la red social.
La imagen subida a Twitter se tomó anoche en el Auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde el sacerdote coordinó un panel sobre la exhortación apostólica "Evangelii Gaudium", la primera de Francisco, para celebrar el primer aniversario del pontificado de Jorge Bergoglio.
La noticia de que un colaborador del Papa fue víctima de la inseguridad tuvo rápido impacto en agencias internacionales y a través de las redes sociales. Los primeros reportes dieron cuenta de que Accaputo fue "brutalmente golpeado" en un asalto y aseguraron que "casi le rompen la nariz".
Sin embargo, Accaputo le quitó dramatismo al hecho y en declaraciones a DyN sostuvo: "Estoy bien y sin ningún problema, fue un incidente nomás". "No quiero que este episodio se utilice de ningún modo", subrayó Accaputo, al afirmar a esta agencia que no radicó la denuncia policial.
En tanto, sus allegados dijeron a DyN que Accaputo evitó más contactos con la prensa para "no hacerle el juego a nadie, sobre todo a quienes fomentan la mano dura contra los jóvenes que delinquen" y agregaron: "No está en su espíritu condenarlos, porque sabe que ellos también son víctimas del sistema".
Accaputo es un hombre de estrecha confianza del papa Francisco y fue el colaborador inmediato en el armado del diálogo político que promovió Bergoglio en Buenos Aires.
Durante cinco años fue director de Cáritas Buenos Aires y desde hace más de quince es responsable de la Pastoral Social porteña, cargos en los que estrechó vínculos con referentes sindicales, empresarios y políticos de diversa extracción partidaria.
El sacerdote fue también a quien el pontífice argentino encomendó "acompañar espiritualmente" a la presidenta Cristina Fernández durante su período de convalecencia, tras ser sometida a una intervención quirúrgica en la cabeza a causa de un hematoma subdural crónico.
