Todo estaba listo para que el micro de larga distancia partiera desde Bahía Blanca hacia La Plata, pero no salía. Los pasajeros se empezaron a bajar y a rodearlo y varios celulares se pusieron a grabar la escena que empezó cuando dos jóvenes descubrieron que ahí, sentado a un par de lugares de distancia, estaba Pablo Cuchán, el hombre que estuvo preso 11 años por asesinar, descuartizar e incinerar a su novia, Luciana Moretti, y que desde abril de 2016 está en libertad.
El asesino ya no está encerrado pero no encuentra paz. Hace menos de un mes, lo escracharon cuando reconocieron su foto en Tinder, la conocida red social para buscar pareja. Con pocos días de diferencia, su última novia lo denunció por violencia de género y ahora, dos pasajeras se negaron a viajar en el mismo micro que él y se armó un revuelo en la terminal.
Después de varios minutos de demora, como la policía se negó a obligarlo a bajar, fueron las dos chicas quienes resignaron su viaje. "Hoy Luciana no está, y su femicida goza de la impunidad que el machista sistema judicial les otorga a estos asesinos. Gracias al patriarcado, otra vez, Pablo Cuchán vive libre y yo me tuve que bajar de un bondi para no viajar con él", escribió Emilia en su perfil de Facebook.
Su mamá eligió la misma vía para compartir lo que había pasado. "Horrible lo que acaba de pasar. Nos dimos cuenta en la terminal, que el femicida Cuchán viajaba en el mismo bondi que mi hija Emilia. Pedimos que lo bajaran, le grité asesino. Vino la cana, hablaron con él y dijeron que no lo podían bajar".
