Quimilí, la misma ciudad en la que hace casi 3 años Marito Salto fue violado, estrangulado y descuartizado, volvió a verse conmocionada. Fue después de que encontraran, atado y en estado de shock, a un chico de 12 años que estaba desaparecido.
Un matrimonio denunció que su hijo estaba desaparecido desde las 17 y se activó la búsqueda. La incertidumbre en este caso terminó unas cinco horas después cuando la policía encontró al nene en una zona montuosa del barrio Campo 1.
Tenía las manos atadas y estaba en estado de shock, por lo que fue trasladado inmediatamente al hospital zonal. Si bien se descartó que tuviera lesiones o signos de un abuso sexual, según publicó Diario Panorama, su vulnerabilidad emocional no le permitió declarar aún para conocer qué fue lo que le pasó y recibe asistencia psicológica.
"No descartamos ninguna hipótesis", dijo el fiscal Mariano Gómez a los medios locales. En las últimas horas, detuvieron a un vecino de la zona de 21 años y buscan a un presunto cómplice, menor de edad.
El crimen aberrante de Marito
El 31 de mayo de 2016 el chico de 11 años salió en su bicicleta a pescar a una laguna de Quimilí. Pero no pudo llegar. En el camino lo secuestraron, lo violaron y, tras ser colgado con un alambre, lo descuartizaron. Su cuerpo fue descartado después en 11 bolsas de residuos en un basural, a unos seis kilómetros de ese lugar.
Para la Justicia, el abuso y el crimen ocurrió en una casa que fue marcada por los perros de la Unidad K9 de la Policía de San Luis y Río Negro. En ese lugar, fueron directamente a la parte trasera de la vivienda, donde encontraron algo parecido a a un altar. También secuestraron ahí el que pudieron haber trasladado al nene después de su secuestro.
En ese mismo operativo detuvieron a la primera tanda de sospechosos. "Fue asesinado durante un ritual satánico", dijo la jueza Falco en ese momento. Los acusados fueron imputados por "violación seguida de muerte".
A pesar de las detenciones, la Justicia siguió buscando al autor material del abuso y para eso hace tres meses se ordenó una medida inédita: recolectar 3.003 muestras de ADN. Entonces, todo el pueblo se volvió sospechoso.
