En medio de un doloroso silencio, los restos de Lourdes Espíndola, la joven policía asesinada el sábado por un delincuente que le robó su arma reglamentaria, fueron trasladados desde la casa velatoria hacia el cementerio municipal de Berazategui.
El coche fúnebre salió minutos después de las 11 de la sala velatoria custodiado por una gran cantidad de patrulleros, motos y policías con uniformes de gala. El silencio solo se vio interrumpido por el llanto desgarrador del viudo de la joven y alguna exclamación aislada en reclamo de justicia.
"Chau, mi amor". Con esas palabras despidió Fernando Altamirano, también policía, a su compañera y madre de su hijo de 6 años. Después, tuvieron que ayudarlo a subir a uno de los autos del cortejo, quebrado por el dolor.
En el camino al cementerio, algunos vecinos salieron de sus casas y aplaudieron a Lourdes y a su familia, que se trasladaban seguidos de cerca por motos de la policía. Más temprano, había llegado al lugar el jefe de la Bonaerense, Fabián Perroni, quien aseguró que el crimen de la joven oficial "no va a quedar en la nada".
El crimen
Lourdes fue baleada en el peaje Quintana mientras esperaba el colectivo para volver a su casa. Los delincuentes escaparon después de dispararle en el cuello y se llevaron solo su arma reglamentaria.
Durante su agonía, la joven de 25 años logró mandarle un mensaje de voz a su marido pidiéndole ayuda. "Me tiraron un tiro, me muero", se la escuchaba decir. Un día después, el domingo, los médicos del Hospital Posadas diagnosticaron la muerte cerebral e irreversible.
Jorge Pablo Di Biasi, un hombre de 37 años con antecedentes penales, fue detenido anoche acusado de ser el autor material del crimen. Durante el allanamiento realizado en su casa, la policía encontró un "caño" con capacidad para alojar cartuchos 12/70, y un revolver taurus 357 magnun con 5 cartuchos intactos.
