Cristián Almirón y Milagros Robledo compartían una pasión: el running. Se habían conocido en un grupo de entrenamiento en General Villegas y parecían cercanos. Lo suficiente para compartir algunos metros del recorrido que haría la adolescente desde su casa hacia la de su novio. Pero la chica nunca llegó.
Fue el 13 de noviembre pasado, el mismo día que Milagros desapareció. Su cuerpo fue encontrado doce días mas tarde en un campo cercano al cementerio municipal. Durante todo ese tiempo, el presunto homicida -su compañero de running- hizo varios posteos en redes sociales, pero el más inquietante es de junio de 2016.
"Muchos ven lo que aparento, pero pocos saben lo que en verdad soy", se puede leer sobre una fotografía aterradora que publicó el changarín que es padre de un nene y que se había establecido en la ciudad bonerense.
Hay otras publicaciones que también pueden resultar útiles a los investigadores para realizar un perfil del hombre señalado por el homicidio de la adolescente: una rosa clavada en una mano; un "feliz día insectas", con motivo del Día de la Mujer y algunas fotos disfrazado de policía.
Días después de la desaparición de Milagros, el 18 de noviembre, Almirón se retrató disfrazado de policía en Instagram. Luego, subió dos selfies más. Al día siguiente, volvió a publicar una fotografía con el uniforme azul. Dos días más tarde, una extraña metáfora: "Yo, cuando voy a hablar con Dios. Yo regresando de hablar con Dios", que muestra a un gato y a un león.
La última es de hace siete días. Una vez más, su rostro frente a la cámara, como la mayoría de sus posteos.
El homicidio
De acuerdo a la reconstrucción de los investigadores, la adolescente salió de su casa en bicicleta a las 18.30, se encontró con Almirón en una plaza y desde se dirigieron al Parque Municipal y luego a la zona del cementerio.
La figura del runner apareció en la causa luego de que los detectives encontraran en una cámara de seguridad imágenes de Milagros en compañía del changarín.
Al ser la última persona que estuvo con la adolescente antes de su desaparición, el testimonio de Almirón resultaba clave en el expediente. Al ser interrogado, se contradijo sobre el recorrido que realizaron y aseguró que se despidió de la chica en un campo cercano al cementerio y de la ruta 33. Según su relato, en ese lugar Milagros se encontró con otro hombre.
Cuando los investigadores se dirigieron a la zona marcada por el changarín, encontraron el cuerpo en estado de descomposición y con la misma ropa que llevaba al momento de su desaparición: remera lila, calza corta gris, zapatillas rojas y una mochila beige.
Alrededor del cuello, tenía enroscado un cordón de su propia mochila, que también estaba atado a una de sus piernas.
