La investigación sobre el asesinato de Lourdes Espíndola, la policía de la Bonaerense asesinada el sábado por un delincuente que le robó su arma reglamentaria en Ituzaingó, sumó un nuevo capítulo. Una testigo del crimen, de apenas 11 años, se convirtió en una pieza clave para que la Justicia pudiera identificar a los atacantes.
De acuerdo con un informe de TN Central, la testigo estaba esperando en la misma parada de colectivo que la víctima junto con su mamá y pudieron visualizar el momento en que le dispararon en el cuello a la oficial.
El miércoles, tanto la nena como su madre participarán de una rueda de reconocimiento para lograr identificar a los agresores.
Las autoridades ya detuvieron a dos sospechosos. Según confirmaron fuentes de la investigación a TN.com.ar, la policía arrestó a un hombre de 37 años, con antecedentes de portación ilegal de arma de guerra, que podría ser el autor del crimen. Cuando allanaron su casa, encontraron un revólver y un caño "tumbero" que podría complicar aún más su situación judicial.
Sin embargo, no es el único en la mira. La Policía Bonaerense detuvo este martes a Pablo Manuel, un segundo agresor. Tras el crimen, se escapó de su casa y se escondió en otro lugar. Pero finalmente lo encontraron en el cruce de Laguna y Ortiguera, Ituzaingó.
Un llamado del 911 fue fundamental para lograr localizar a este último sospechoso. Una persona se comunicó con el servicio de emergencias y alertó que había una persona que quería vender el arma reglamentaria de la víctima dentro de un barrio cercano al lugar del crimen.
El crimen de Lourdes Espíndola
Lourdes era una oficial de la Policía Bonaerense. El sábado, mientras esperaba el colectivo para volver a su casa después de trabajar, fue baleada en el cuello cuando le quisieron robar su arma reglamentaria.
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La agente, de 25 años, fue interceptada en la calle Quintana, a 15 metros de la colectora del Acceso Oeste, en Berazategui. A pesar de que se resistió y forcejeó con uno de los agresores, finalmente recibió un disparo y le quitaron la pistola. Los delincuentes escaparon en un Renault oscuro a contramano.
Antes de morir, la víctima llegó a enviarle un mensaje a su esposo, Fernando Altamirano, quien también es un integrante de la fuerza policial: "Me tiraron un tiro, me muero", le dijo.
Lourdes fue operada de urgencia en el Hospital Posadas, de Haedo, y estuvo internada en terapia intensiva en estado crítico hasta que el domingo los médicos le diagnosticaron la "muerte cerebral" y un estado "irreversible".
El martes, en medio de un doloroso silencio, los restos de la joven policía fueron trasladados desde la casa velatoria hasta el cementerio municipal de Berazategui. "Chau, mi amor". Con esas palabras la despidió su pareja y padre de su hijo de 6 años. Después, tuvieron que ayudarlo a subir a uno de los autos del cortejo.
