El próximo miércoles se cumplen dos años del crimen de Lola Chomnalez (15) en Valizas, Uruguay, y la investigación del caso aún continúa en el punto inicial. A pesar de la gran cantidad de detenidos, que luego fueron liberados, la Justicia de ese país todavía no supo determinar quién la mató y mucho menos por qué lo hizo.
Una de las últimas novedades del caso se conoció hace pocos días y fue la extracción de sangre que los investigadores le hicieron a un joven de 18 años de la zona para comparar su ADN con el hallado en la toalla de Lola. El resultado dio negativo y así, una vez más, ese “filtro” liberó a uno de los tantos jóvenes señalados por los detectives. Es que para los investigadores, la mancha de sangre hallada en las pertenencias de la adolescente corresponde al asesino, quien según los peritajes, cometió el crimen con un cuchillo con poco filo y asfixiando a la víctima contra la arena del médano de la zona de Aguas Dulces, donde fue encontrada asesinada.
Meses atrás, el abogado de la familia de Lola, Jorge Barrera, había solicitado la realización de exámenes de ADN a unos 3.500 presos de dos cárceles debido a que una de las hipótesis indica que el homicida pudo haber sido detenido tiempo después del crimen de Lola aunque por otro delito.
Desde el primer momento, la pesquisa demostró ser un “cuento circular” que avanzaba rápidamente pero que con el correr de las horas volvía a su punto inicial. El primer sospechoso fue Hernán Tuzinkevich, marido de la madrina de Lola y encargado de cuidar a la adolescente junto a su mujer en la casa que habían alquilado en Valizas para pasar las vacaciones.
Luego pasaron por el calabozo del juzgado “El Conejo”, “Huguito”, “El Cachila” y “Alejandro”, todos jóvenes conocidos de la zona. La misma suerte le tocó al “Pescador”, el hombre que junto a sus hijos halló el cuerpo de Lola en el médano y a “Juan, el albañil”. Todos ellos y muchos más, 20 en total, conformaron la lista de posibles homicidas que tras sus explicaciones y los resultados de ADN negativos, fueron liberados.
Pasaron los detenidos, los días, los meses y una vez más llegamos al verano, época donde los detectives locales renuevan las esperanzas de encontrar nuevas pistas que puedan dar con el asesino. “Tal vez con el movimiento turístico podamos escuchar algún testimonio de quienes conocen que fue lo que realmente pasó o encontremos nuevas pruebas”, confió una alta fuente judicial del Departamento de Rocha, como apostando a la suerte como una de las últimas cartas para dar con el criminal.
El miércoles, cuando se cumplan dos años, Adriana Belmonte y Diego Chomnalez, los padres de Lola, llegarán por primera vez a Valizas y recorrerán cada uno de los lugares que conoció su hija antes de ser asesinada. Para recordarla, participarán de una ceremonia religiosa en una capilla situada a metros de la plaza de ese balneario y rápidamente volverán a Buenos Aires. “Nos vamos a volver a casa rápido porque realmente no creemos poder soportar estar allí con todo lo que pasó”, cuentan los papás de Lola, en medio del martirio que sufren desde hace dos años y que con el tiempo supieron transformar en energía para seguir luchando en busca de Justicia.