Desde hace cuatro meses la mamá de una adolescente discapacitada abusada por su papá espera que alguien la escuche y que, al menos, se investigue. El acusado es sobrino de un juez y hermano de una funcionaria judicial de Misiones.
La mujer y su ex adoptaron a la nena cuando era apenas un bebé y a los 4 años los médicos le diagnosticaron el síndrome de X frágil (SXF), un trastorno genético que ocasiona discapacidad intelectual. Por ese motivo, ella creció prácticamente en un absoluto silencio y solo se comunicaba con sus padres.
Durante los 24 años que duró el matrimonio, el hombre, según denuncia ella, la había obligado a dejar su trabajo como profesora para dedicarse exclusivamente a la crianza de su hija y también a aislarse del resto de su familia. Se mostraba violento y posesivo, pero ella nunca creyó que su la nena podía sufrir las consecuencias.
Sin embargo, el último verano, durante su fiesta de 15, la visita de un tío que vive en Estados Unidos y de un sacerdote, logró abrir una puerta que ya no volvió a cerrarse. La víctima rompió su mutismo y empezó a hablar como nunca lo había hecho antes. Todos se alegraron por ella. Todos excepto su padre, que en un arranque de furia amenazó de muerte a su mujer delante de todos los invitados.
La violenta situación fue el disparador para el punto final de la pareja pero fue durante el proceso, cuando se reveló lo que nadie había imaginado. Una psicóloga había empezado a asistir a la menor para sobrellevar la separación de sus padres y, durante la terapia, aparecieron los primeros signos de abuso. Más tarde la chica se animó, y por fin le contó a su mamá que el hombre la tocaba y le sacaba fotos mientras lo hacía.
“Cuando le pregunté a mi hija en qué momento ocurrían esos hechos, me dijo que sucedía cuando yo estaba dormida”, dijo la mujer al sitio MisionesCuatro. Sospecha, además, que su exesposo le daba somníferos para poder cometer los abusos a la nena sin que ella se diera cuenta.
Las idas y vueltas judiciales solo lograron una restricción de acercamiento. Pese a la acusación en su contra, el hombre busca la revinculación pero no cumple con la cuota de alimentos. “No tenemos ni un peso para comer, nos ayuda mi familia”, se lamentó Claudia. A su vez, la niña se levanta cada mañana con la angustia que le dejan las pesadillas de la noche. “Ella sueña con lo que le pasó”, dijo la mamá.
