Por Badiha Sebih
Todos los correos electrónicos que se reciben con el remitente de Mirta Bassil llegan a la madrugada. “02.58 hs”, “00.12hs”, “01.46 hs”… y así. “Es que no puedo dormir. Estoy con esto hace 14 años y tengo diferentes periodos, unos peores que otros”, responde.
El pasado 11 de septiembre, mientras algunos recordaban el atentado a las Torres Gemelas y otros homenajeaban a sus maestros, esta mamá de 57 años se puso un prendedor con el rostro de su hija y se sentó a esperar que terminara el nuevo aniversario del brutal asesinato que hasta hoy no tiene culpables, móvil, ni escenario.
De Marlene Michienzi, la primera víctima de tres crímenes similares que ocurrieron en El Camet entre septiembre y noviembre de 2000, sólo se sabe lo peor: cuando la encontraron en un “vaciadero” a metros de la ruta 11 tenía una bufanda con semen en la boca y el rostro destruido a golpes. Para peor, los forenses revelaron que antes de asfixiarla con mecánica mixta, la violaron salvajemente.
La adolescente tenía 16 años y se había mudado, junto a su mamá y a su hermanita (Jazmín de 4), a Mar del Plata hacía diez días. Habían elegido la Costa porque los abuelos maternos vivían ahí desde 1998. Tras abandonar el barrio porteño de Flores, las mujeres se instalaron en un departamento en Independencia y San Martín, al lado de la comisaría primera de la ciudad. “Todavía andaba con canastos que no había desembalado”, recordó la mamá a TN.com.ar. En la Capital había quedado el exmarido de Mirta y papá de las nenas, y el hijo mayor del matrimonio.
Ese fatídico lunes, Marlene había salido “a dar una vuelta al centro como a las 5 o 6 de la tarde” y, al igual que días anteriores, iba a pasar por la casa de sus abuelos y “volver como a las 20.30”. Sin embargo, nada de eso ocurrió.
“Fue desesperante, no la podía buscar en ningún lado porque no tenía amigas todavía”, contó esta mamá, que ya dejó de sumarse a marchas y abandonó la asistencia perfecta a “juicios orales para ver si se me prendía la luz” para resolver el crimen. Mirta, que ahora vive en Santa Clara, sufre la incertidumbre: “No puede ser que no se sepa ni cuántos la mataron. La tiraron al costado del camino, como para que la encontremos, no la tiraron al mar. Para mí cualquiera puede ser el culpable”.
A tres días del homicidio de Marlene, encontraron asesinada a Débora San Martín en una calle del barrio Las Dalias, en inmediaciones de Parque Camet. La joven, también de 16 años, tenía “semen en el cuerpo”, informó en ese entonces la Policía Científica. Asimismo, y apenas 65 días después, la estudiante de derecho, Mariana Vázquez, apareció asfixiada en su casa de Alto Camet.
EL SOSPECHOSO QUE NO FUE
Cinco años después del crimen de Marlene, detuvieron a Pablo Rubén Damasco, de 42, quien les había alquilado el inmueble en Mar del Plata. El hombre llegó a juicio oral imputado por acceso carnal por la fuerza seguido de muerte, aunque fue desligado por el Tribunal Oral en lo Criminal 1. Para los jueces Esteban Viñas, José Antonio Martinelli y Aldo Carnevalle las pruebas no eran suficientes para condenarlo, pese a que había sido imputado por el ADN extraído de la bufanda.
Con la absolución (¿o la mala interpretación del cotejo?) se terminaron los movimientos en la investigación. Por eso Mirta pidió por TN y la Gente, el portal de periodismo ciudadano de TN.com.ar, que se reabra la causa de su hija y muchas otras que siguen impunes: “Es muy doloroso no poder hacer un cierre, ya sé que no va a solucionar nada, pero me va a dejar más tranquila. Por momentos creo que nadie sabe nada y que todos saben todo”.