José Jacinto Arce y su madre, Elsa Aguilar, fueron condenados a prisión perpetua por el crimen de Rosana Galliano en el 2008. Ambos acusados fueron sentenciados como coautores penalmente responsables del delito de homicidio triplemente calificado por el vínculo, alevosía y por haber sido cometido por dos o más personas.
Pese a que el Tribunal Oral 1 de Campana encontró unanimidad, el viudo y su mamá no irán presos hasta que el fallo quede firme ya que los jueces Daniel Rópolo, Elena Bárcena y Raquel Slotolow consideran que no hay riesgo de fuga. Mientras tanto, deberán presentarse todos los meses ante la Justicia y no podrán salir del país.
La semana pasada, en las últimas palabras ante el tribunal, Arce había asegurado que "adoraba" a su mujer y madre de sus hijos. "Que se investigue quien masacró a mi esposa", pidió en la breve exposición. Aguilar, por su parte, había reiterado que era “inocente” y dijo extrañar a su nuera.
El fiscal del caso, José Luis Castaño, había pedido la pena prisión perpetua para los dos acusados. Para él, son coautores del delito de "homicidio triplemente calificado por haber sido cometido por tres o más personas, alevosía y por el vínculo". El letrado sostuvo que a lo largo de las audiencias había “quedado acreditada la responsabilidad" de madre e hijo.
En tanto, el abogado de la familia Galliano, Roberto Babington, había solicitado reclamó la misma pena para los acusados.
LOS DESINVULADOS
El fiscal, con el apoyo de la querella, pidió la absolución de los hermanos Paulo (35) y Gabriel Leguizamón (41), señalados como los autores materiales del crimen, por considerar que no había pruebas en su contra. Luego fueron absueltos por los magistrados.
EL CRIMEN
El asesinato de Rosana, de 29 años, fue el 16 de enero de 2008, en su casaquinta del barrio El Remanso, en Exaltación de la Cruz. La víctima recibió a las 22.50 un llamado de Arce a su celular y, por tener poca señal, salió de la casa. En ese momento la ejecutaron de cuatro balazos.
Desde el inicio de la causa, el entonces fiscal Marcelo Pernici (ya fallecido) consideró que se trató de un crimen por encargo del viudo -con quien la víctima atravesaba un conflictivo proceso de divorcio-, financiado por su madre y ejecutado por los hermanos Leguizamón.
