Mientras el país celebraba el pase de la Selección a la semifinal del Mundial, dos amigos atravesaron una noche de terror en una quinta de la localidad bonaerense de Florencio Varela. Lautaro Morello y Lucas Escalante desaparecieron la noche del 9 de diciembre de 2022. La investigación estableció que ambos sufrieron torturas y luego fueron asesinados por una familia de policías.
El cuerpo de Morello fue encontrado semi calcinado en un descampado de la ciudad de Guernica. De Escalante no se sabe nada. La Justicia presume que también fue víctima de un crimen atroz. A tres años de esa noche, el dolor sigue intacto y sus familiares exigen justicia. “Nos falta uno”, reclaman en cada marcha que hacen frente a la fiscalía.
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La causa ya tuvo una primera condena contra un policía por haber encubierto a los presuntos asesinos: el clan Centurión. El juicio contra los principales acusados será el año próximo, entre el 13 y el 17 de abril, en los tribunales de Varela.
Francisco Centurión, un excomisario mayor con vínculos con la Interpol, su hijo Cristian y su sobrino Maximiliano, se sentarán frente a los jueces y serán juzgados por el delito de “homicidio doblemente agravado por alevosía y ensañamiento en concurso real con privación ilegal de la libertad agravada por ser cometida por violencia”.
Del festejo al horror: así habría sido el doble crimen
El 9 de diciembre del 2022, los amigos salieron de sus casas en Bosques rumbo a una casa quinta ubicada en La Capilla, una localidad de Florencio Varela que queda a varios kilómetros del centro y en el medio del campo.
“Hay un chabón que me da nafta gratis”, le dijo Escalante a su amigo en un audio que fue clave para la causa. Su idea era salir a festejar el triunfo de la Selección argentina, que había pasado a la semifinal del Mundial, pero antes tenían que pasar a buscar el combustible.

Esa casa era de Francisco Centurión, un excomisario que era conocido en su barrio, pero que además tenía mucho poder dentro de la Policía bonaerense. Adentro lo estaba esperando su hijo Cristian, también efectivo de la fuerza. Después de ese encuentro, las víctimas no respondieron más mensajes ni llamados.
Al día siguiente, el BMW de Escalante apareció incendiado en Abasto, al costado de la ruta que va hacia La Plata. Días más tarde, hallaron el cuerpo de Morello en un descampado de Guernica, con signos de violencia y parcialmente calcinado. La autopsia determinó que murió por asfixia mecánica.
Desde entonces, la búsqueda de Escalante no arrojó ninguna pista firme. Se hicieron innumerables rastrillajes, que todavía siguen activos, y se dispuso una recompensa de 5 millones de pesos para quienes aporten datos concretos. Pero el misterio sobre su paradero persiste.
Una condena y el juicio que falta
Entre las pruebas más firmes contra los Centurión, especialmente contra Cristian y Maximiliano, son las cámaras de seguridad que los captaron mientras compraban un bidón de nafta en una estación de servicio esa misma noche de la desaparición de los jóvenes.
Además, Maximiliano presentaba signos de haber estado involucrado en actos violentos, ya que tenía golpes en el rostro, las cejas cortadas, las pestañas quemadas y se había rapado el pelo.

Francisco Centurión está acusado de participar en el encubrimiento del homicidio y haber permitido que los jóvenes fueran retenidos contra su voluntad en su casa.
También lo señalan como parte clave de los momentos posteriores a los asesinatos. La Justicia sostiene que hubo una demora en hacer el allanamiento en su quinta. Si bien ya había indicios contra Cristian y Francisco Centurión, el operativo recién se realizó varios días después. Las familias de las víctimas creen que así pudieron haber permitido que se ocultaran o alteraran pruebas importantes.

Durante el procedimiento, encontraron rastros de sangre en ropa y otros objetos que no fueron analizados rápidamente. Fue necesario que la fiscalía y los abogados insistieran para que hagan las pericias.
Algunos elementos en la casa también habrían sido manipulados sin el cuidado necesario, lo que complicó la investigación porque se comprometió la cadena de custodia.
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El alto mando de la Bonaerense fue desafectado de la fuerza después de un sumario de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Fue herido de un tiro en un tobillo cuando intentó fugarse de los policías federales que fueron a detenerlo.
De los allanamientos lograron obtener un cuaderno clave. Centurión recopiló información detallada sobre la vida privada de Escalante: desde los lugares que frecuentaba hasta su salud mental y relaciones personales.
En sus anotaciones, trazó un perfil minucioso de la víctima, entre los que incluyó datos sobre su medicación, problemas con el alcohol y su comportamiento al volante.
En principio, a Centurión padre se le imputaban los delitos de “sustracción de caudales públicos en concurso real, con privación ilegal de la libertad agravada por haber durado más de un mes y por ser cometida con violencia”. Pero el fiscal apeló y pidió que también sea juzgado por el homicidio.
Sobre la mecánica del crimen, el fiscal Daniel Ichazo detalló Cristian y Maximiliano “estrangularon y propinaron golpes a Lautaro Morello con claras intenciones de darle muerte, provocándole múltiples heridas en el cráneo y mandíbula, y finalmente causando su óbito por estrangulamiento”. Luego, intentaron deshacerse del cuerpo, quemándolo en una zona rural.
En cuanto a Escalante, creen que fue retenido contra su voluntad durante al menos un mes en la casa de los Centurión, bajo la vigilancia del excomisario mayor. Si bien no se tienen detalles precisos sobre su destino, las autoridades están convencidas de que fue asesinado poco después de su desaparición.
Un juicio esperado
El caso fue elevado a juicio y está previsto que el Tribunal Oral Criminal N° 2 empiece con las audiencias el 13 de abril del 2026. Los jueces serán Natalia González Aguirre, Fabio Ariel Stremel y Santiago Zurzolo Suárez.
La acusación estará a cargo del fiscal Marcelo Seller, quien buscará probar la responsabilidad de los imputados en uno de los crímenes más escalofriantes del último tiempo en Florencio Varela.
La investigación también reveló maniobras de encubrimiento atribuidas a personal policial. En octubre, el excomisario Sergio Enrique Argañaraz fue condenado en un juicio abreviado a tres años de prisión por encubrimiento agravado.

El fallo señaló que Argañaraz no tomó la denuncia de la familia de Escalante el 10 de diciembre, retuvo información clave sobre la quinta de los Centurión y demoró un allanamiento fundamental para preservar pruebas.
También llegarán a juicio otros policías acusados de encubrimiento y falso testimonio. Son Luis Zaracho, Juan Manuel Brito, Agustin Alejandro Antonio y Ramiro Yair Forchinito, excompañeros del acusado. Llegan en libertad al debate.

A tres años del horror, las familias no solo reclaman justicia, sino que además insisten en que los rastrillajes no se detengan hasta saber qué pasó con Escalante. “Nos falta uno”, repiten en cada marcha que hacen frente a la fiscalía.



