Condenaron a prisión perpetua a la empleada doméstica que asesinó a su jefe en un country de Pilar.
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°4 de San Isidro, conformado por Esteban Andrejin, Osvaldo Rossi y Victoria Santamaría Guglielmetti encontró culpable a Rosalía Soledad Paniagua por el homicidio del ingeniero Roberto Wolfenson, cometido el 22 de febrero de 2024.
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La acusada recibió la pena máxima, la misma que había sido solicitada por la fiscal del caso Laura Capra.
La defensa de Paniagua, por su parte, aseguró que la mujer “tuvo dolo de robar, pero no de matar” y que fue descubierta por Wolfenson que “la atacó”. Producto de esto, sostuvo, ocurrió el homicidio. Ante este argumento, había solicitado que fuera hallada culpable de “homicidio en ocasión de robo”, un delito que prevé una pena de entre 8 y 25 años.

La hipótesis que sostuvo la fiscal se centró en que Paniagua se quiso robar objetos de valor de la casa de los Wolfenson en su último día como empleada doméstica, debido a que estaba haciendo solo un reemplazo por 30 días.
Según creen los investigadores, el dueño de la casa la descubrió, y por eso la mujer usó una soga o un lazo para ahorcar y asesinar al ingeniero, quien trató de resistirse, pero murió estrangulado.
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De hecho, una cámara de seguridad mostró a Paniagua llevándose objetos de valor que pertenecían a la víctima. El video es contundente: se ve cómo guarda en su mochila un celular, un parlante bluetooth y un candelabro.
El brutal crimen del ingeniero en el country de Pilar
El macabro crimen fue descubierto el 23 de febrero de 2024, cuando el profesor de piano de Wolfenson llegó a su casa para darle clases y notó que no le respondía los mensajes ni las llamadas.
Minutos después de las 17 de ese mismo día, la policía encontró el cuerpo en uno de los cuartos de la casa. “Tenía hematomas en manos y brazos, heridas cortas en toda la cara y un corte bastante más grande en la cervical”, reveló una fuente judicial a TN en aquel momento.
“Todas las lesiones se produjeron en el mismo momento, y la persona que las provocó hizo muchísima fuerza”, detallaron los investigadores.
El dato clave para la investigación es que las manos de Wolfenson estaban muy lastimadas, lo que confirmó que la víctima intentó defenderse frente al ataque realizado con el arma homicida.
En aquel momento, los investigadores señalaron que “el mismo lazo, soga o tanza con el que el asesino estranguló a la víctima produjo el resto de las lesiones". Luego del crimen, el cuerpo no fue movido.
El informe forense llegó unos días después del crimen. Determinó que el ataque ocurrió el mismo día que encontraron el cadáver, poco después de las 13.
La exhaustiva investigación de la Fiscalía N°4 de Pilar, que estuvo a cargo de Germán Camafreita, llevó a que se iniciara una causa penal en paralelo contra el médico legista Marcelo Rodriguez y un colega de la empresa de urgencias y emergencias Vittal.
Ambos están acusados porque examinaron el cadáver y concluyeron que Wolfenson había muerto como consecuencia de un ataque cardíaco.
“A la forense (Silvina Aguirre) le alcanzó solamente con ver el cuerpo para darse cuenta de que tenía signos de defensa y que se trataba de un homicidio”, remarcó la fuente. La conclusión del legista hizo que la escena del crimen no fuera debidamente preservada y muchas pruebas se vieran adulteradas.
La causa contra ellos se resolverá en paralelo con la que condenó a Paniagua.


