Pablo Laurta, el doble femicida de Córdoba, se negó a declarar este miércoles en el marco de la causa que investiga el crimen de Sebastián Martín Palacio, el remisero que apareció muerto en Entre Ríos tras haberse encontrado con el acusado.
Laurta estuvo reunido con su abogado durante varias horas, antes de presentarse ante la fiscal que investiga la muerte de Palacio.
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Como no quiso hablar, ahora la fiscal tiene 24 horas para pedir su prisión preventiva.
La causa por el presunto crimen del remisero se investiga por fuera del doble femicidio de Córdoba, a pesar de que en ambas el principal acusado es el uruguayo.
Palacio es el conductor del auto que pasó a buscar a Laurta por Entre Ríos para llevarlo hasta Córdoba, donde finalmente habría asesinado a Luna Giardina y a Mariel Zamudio, y luego secuestró a su hijo de cinco años.
El auto del remisero apareció incendiado al costado de una ruta y, días más tarde, encontraron el cuerpo del conductor mutiliado y decapitado.
La sospecha por estas horas —que será clave para los investigadores— es que Laurta no contrató a Palacio al azar, sino que mantenían un vínculo de confianza.

La relación se remontaba a la pandemia y el contacto entre ambos era habitual. “Había un vínculo que venía de la pandemia, del 2020, entre ambos. Se conocían desde aquel entonces, siempre había un intercambio de diálogos”, explicó el periodista Rodrigo Alegre en Telenoche.
La principal prueba de esta relación preexistente se obtuvo de las cámaras de seguridad que registraron el encuentro entre el sospechoso y el chofer en la terminal de ómnibus de Concordia.
La secuencia llamó poderosamente la atención de los investigadores: Laurta y Palacio se saludaron con un beso, una señal de afecto que despertó la sospecha de que el presunto asesino y el hombre desaparecido no eran simples desconocidos.
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Tras el saludo, el chofer le abrió el baúl del auto para que Laurta, que huía con el hijo de cinco años, guardara sus bolsos, antes de iniciar el fatídico viaje.
Según el periodista, Palacio ya había realizado varios viajes con Laurta.
Este vínculo previo entre la víctima y el acusado de haberlo asesinado obliga a los investigadores a reevaluar la planificación del triple crimen.
Los investigadores no descartan que el asesinato del remisero haya sido una pieza más en la compleja y fría estrategia de huida orquestada por Laurta.