La investigación del crimen de Diego Fernández Lima, el joven de 16 años que estaba desaparecido desde 1984, avanza y en las últimas horas el fiscal Martín López Perrando le pidió al juez Alejandro Litvack que cite a declarar a Cristian Graf, el único sospechoso hasta el momento.
Los restos óseos de la víctima fueron encontrados en una casa en la que vivía el hombre de 56 años, quien además fue compañero de Diego en la ENET N° 36. Ahora, la fiscalía intenta reconstruir qué ocurrió en el chalet de la familia Graf, sobre avenida Congreso al 3700.
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Según pudo saber TN desde el lugar, dos abogados llegaron a la casa de Cristian Graf tras el pedido del fiscal López Perrando. En el caso de que sea citado a declarar, se le notificará la imputación que se le realizó en su contra en el expediente.

Las sospechas sobre Cristian Graf
El dato sobre que Graf vivía en la casa donde encontraron los restos de Diego Fernández Lima surgió a partir del testimonio de otro antiguo compañero de ambos, que vive en el exterior y se comunicó con la fiscalía al enterarse de la noticia en el chat de egresados.
A partir de ello, la lupa de los investigadores, que buscan reconstruir quién cometió el crimen y cómo ocurrió, se posó sobre el hombre de 56 años.
Con el correr de los días, la declaración de otro testigo aumentó las sospechas. En diálogo con TN, el encargado de la obra que encontró los huesos, Daniel Scarfo, reveló que tuvo contacto con él. “Cuando salimos a la vereda después del hallazgo, él se acercó y le contamos lo que pasó. Ahí nos dio tres hipótesis sobre lo que pudo haber pasado”, expresó.

Scarfo detalló que el contacto con Graf siempre fue breve y en tono cordial. “Dijo que hace muchos años hubo una iglesia y que quizás era un cura que habían enterrado ahí”, recordó.
En la misma conversación, el único señalado en el caso también habría dado otra versión: “Comentó que hubo un establo en el terreno, pero hace muchísimo, tipo 1800″.
Sin embargo, la hipótesis que más llamó la atención de los constructores fue la tercera que dio Graf. “Recordó que cuando hicieron la pileta, pidieron un camión de tierra para nivelar y sugirió que tal vez allí vinieron los restos. Pero si vos hacés eso, es poco probable que vengan huesos humanos completos en él”, sostuvo Scarfo.
El crimen de Diego Fernández Lima
El 20 de mayo, unos obreros que levantaban una medianera en Congreso 3748 encontraron huesos humanos tras un derrumbe.
El terreno había pertenecido a una casona donde vivieron la artista Marina Olmi y el músico Gustavo Cerati, detalle que ayudó a que el caso tomara notoriedad.
Un sobrino de Diego, al ver la noticia, ató cabos: la edad, la vestimenta, el lugar. Sospechó que podía tratarse de su tío, y no se equivocó.
Posteriormente, una prueba de ADN realizada por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) confirmó que los 150 huesos hallados eran de Diego Fernández Lima, un joven de 16 años que estaba desaparecido desde 1984.
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El informe reveló, además, detalles escalofriantes: el chico recibió un puntazo mortal en la cuarta costilla derecha. Después, intentaron descuartizarlo con un serrucho, pero no lo lograron.
Entre los restos, la Policía Científica también encontró una suela de zapato número 41, un corbatín azul de colegio, un llavero naranja con una llave, un reloj Casio con calculadora (modelo CA-90, fabricado en 1982) y una moneda de 5 yenes, que los jóvenes usaban como amuleto.