El 1 de diciembre de 2024 la ciudad de Necochea se estremeció con el femicidio de Magalí Vera, la mujer de 34 años que murió ahogada en el Río Quequén después de que su esposo, Javier Cerfoglio, la golpeara brutalmente y arrojara el auto en el que viajaban al agua.
La primera hipótesis de un trágico accidente se desdibujó cuando se conocieron los videos de una cámara de seguridad y el marido de la víctima terminó detenido.
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Ahora, desde la cárcel de Batán, donde se encuentra alojado por el crimen, Cerfoglio denunció que sus suegros quieren matarlo.
Un crimen a cámara
La tragedia ocurrió durante la madrugada de ese domingo, cuando la pareja volvía a su casa de una fiesta de casamiento. Cerca las 4 de la mañana, en medio de una tormenta, Magalí y Javier se fueron del evento tras mantener una fuerte discusión a la vista de todos.
En el camino, Cerfoglio golpeó a su esposa y luego lanzó el auto en el que circulaban al río. Magalí, inconsciente, no pudo salvarse. En cambio, él sobrevivió y pudo haber salido impune, pero las cámaras de seguridad de la Terminal de Necochea habían captado parte de la secuencia de terror.
La declaración de testigos, sumado a los videos y el resultado de la autopsia, terminaron de unir los cabos sueltos de la historia y así la investigación por el supuesto trágico accidente se transformó en un caso de femicidio.
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Cerfoglio fue detenido e imputado por homicidio doblemente agravado por el vínculo y por violencia de género (femicidio) y se negó a declarar ante el fiscal Walter Pierrestegui, a cargo de la causa.
Acusaciones y amenazas desde la cárcel
En las últimas horas, Cerfoglio volvió a ser noticia. Desde la celda donde se encuentra detenido por el femicidio de Vera denunció que sus suegros están “ofreciendo sumas de dinero para atentar contra su vida”.
A través de una carta, a la que accedió y difundió Clarín, afirmó haber recibido amenazas de muerte por parte de un excompañero de trabajo y los hermanos de Magalí.
“Nunca pensé que este asesino nos haría tanto daño. Después de consumar la aberración, sigue y sigue, haciéndonos tremendo daño. Espero no solo la justicia del hombre, sino también la justicia divina. Quiero verlo pudrirse en la cárcel y que arda en el infierno”, le dijo Felipe “Tito” Vera, padre de Magalí, a Clarín.
Un pasado de violencia y un futuro incierto
La relación entre Magalí y Javier había mostrado signos de violencia. Se separaron seis meses antes del crimen, pero ella volvió con la condición de que él asistiera a terapia.
El fiscal Marcos Bendersky ha sumado agravantes al caso, y Cerfoglio enfrenta una posible condena a perpetua. Mientras tanto, la familia de Magalí solo pide justicia. “No queremos venganza, solo justicia”, insisten sus padres.
