Eran las 7.30 del sábado 5 de agosto de 2023 cuando Juan Ignacio Encina salió de su casa para llevar a su novia, Luciana, a la estación de Burzaco. Doce minutos después, cuando estaba de regreso y en la esquina de su casa, el policía Jorge Gerardo Montero (50) lo confundió con un delincuente y lo mató de un balazo por la espalda. Ahora irá a juicio.
Segundos antes del crimen, el teniente primero de la Policía Bonaerense fue sorprendido por motochorros cuando llegaba a su casa en la calle Estrecho de Beagle, casi esquina España. Con un disparo al suelo, los espantó y escaparon. Juan (31) pasó -también en moto- justo detrás de ellos, y el agente que estaba de civil pensó que era un cómplice.
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Una cámara de seguridad registró el momento en el que le disparó por la espalda. “La bala le entró por el brazo izquierdo. Hizo el estallido en el páncreas. Le destruyó todos los órganos”, contó la mamá de la víctima, Nora Barrera, en diálogo con TN.
Juan siguió herido arriba de la moto hasta su casa, donde vivía con su madre y su hija de 6 años, que estaba durmiendo: “Gritaba ‘mamá, abrime’. Cuando le abro, me dijo ‘me dispararon, me dispararon’. Se sacó la ropa y le salían gotitas de sangre”.

Detrás de Juan, llamativamente, entró Jorge. Nora creyó que su hijo había sido víctima de un asalto y nunca imaginó que la primera persona que lo asistió era su propio agresor. “Me preguntó si quería que entre la moto”, recordó.
Omar, otro vecino que escuchó los disparos, se acercó hasta la casa y, al ver lo que pasaba, sacó su camioneta para llevarlo al hospital Lucio Meléndez. En el vehículo se subieron Juan, Jorge y Omar.
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En aquel momento, el Meléndez estaba en refacciones y solo atendían urgencias, pero Juan estaba muy grave y tuvieron que derivarlo al hospital Arturo Oñativia de Rafael Calzada.
A las 9 de la mañana, Juan entró al quirófano y lo operaron. Mientras su hijo estaba en cirugía, Nora recibió un llamado inesperado: “Cuando estaba con los papás del policía en el hospital, se comunicaron de la comisaría. Me dijeron que había un detenido que se entregó. Yo no entendía nada. ‘¿Cómo que se entregó?, pregunté‘“.

A los pocos minutos, se enteró de que Jorge, después de acompañarlos al hospital, confesó el crimen en la comisaría N°2 de Burzaco. “Me dijeron que le disparó pensando que era una moto de apoyo de la primera moto. ‘Me confundí, no sabía que era mi vecino’, les dijo”, explicó Nora.
Hasta el día de hoy, la madre no entiende por qué el policía atacó a quemarropa a su hijo. “A la primera moto, que eran dos personas, él hace un disparo al piso, no les disparó a matar como le disparó a Juan“.
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El lunes, dos días después del ataque, Nora se encontró cara a cara con Jorge en la fiscalía. “Salí de hablar con el fiscal y me crucé con él. Lo miré y me pidió perdón a mí y a mi marido. Lo miré y le dije ‘que te perdone Dios, yo no te puedo perdonar’, y rogá porque mi hijo se salve”, lo enfrentó.

Ella sabía que era difícil que su hijo saliera con vida por la gravedad del cuadro, aunque mantenía viva la esperanza: “El domingo el parte médico nos dio el 10% de vida, porque estaba muy grave. Los riñones no le funcionaban y no lo podían mover. El cirujano nos dijo que hicieron todo lo que estaba a su alcance, pero que dependía de un milagro”. Lamentablemente, el milagro no ocurrió y Juan murió de un paro cardíaco la mañana del jueves 10 de agosto tras agonizar cinco días.
“Luchó hasta más no poder. Fueron dos operaciones y una de diálisis”, dijo Nora recordando los últimos días de su único hijo.
Del dolor a la lucha para conseguir justicia
Nueve meses después del crimen, Nora consiguió que el caso se elevara a juicio. Las audiencias serán del 7 al 9 de abril del próximo año. El policía solo estuvo un mes detenido y llegará al juicio en libertad. Está acusado “homicidio agravado por resultar el autor miembro de la fuerza de seguridad”.
“A veces temo que se escape, porque si vos estás contra la pared, tengo miedo de que llegue el día del juicio y no esté. Uno no sabe qué puede hacer el tipo, aunque trato de no pensar para no hacerme la cabeza", se lamentó Nora.
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Tras el hecho, Jorge y su familia se mudaron del barrio. “Cuando lo liberaron, no podía estar acá. Le dijeron que no podía estar acá, no sé por cuánto tiempo”, explicó.
“Ojalá tenga una condena, queremos perpetua. Estos 2 años que pasaron no me lo van a devolver a mi hijo, pero Jorge está libre, eso es lo que yo no puedo entender. Disfruta de sus hijos, de su mujer y sus padres. Yo perdí la única razón que tenía, mi único hijo“, pidió la madre del joven.