“No soy un héroe. Soy amigo. Y soy bombero. Cuando desapareció, no lo dudé. Sabía que tenía que salir a buscarlo”. Así comienza la sentida carta que escribió Ismael Ayala para despedir a Ezequiel Matías Vergara, el joven que estaba desaparecido desde el 21 de marzo en Villa La Angostura y que apareció muerto este domingo.
En ese posteo, el rescatista relató cómo fue el camino que recorrió hasta dar con los restos de su amigo y por qué era importante para él encontrarlo.
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“A Ezequiel lo conocí por la vida, por esas vueltas que da el pueblo. Tenía una conexión con la montaña que lo marcaba, que lo definía”, expresó.
Ayala contó que en la búsqueda lo acompañaban su hermano y Pablo, el tío de Ezequiel: “Él es como un hermano para mí, tomamos taekwondo juntos y además somos amigos. Pero lo vi mal, estaba muy afectado. Por eso mi hermano Daniel se sumó a la caminata”.
El bombero conocía bien el terreno y el lugar en el que había desaparecido su amigo porque recorre esas montañas desde chico. Para poder ubicar el cuerpo, se valió de fotos y videos que el tío de Ezequiel le mostró sobre las zonas que solía visitar el joven. “Con cada imagen que me mostraba, trazaba una ruta mental, como un mapa de afecto”, dijo y esa fue la brújula que los guio por la montaña.
Iban juntos los tres hasta que, en un punto, el tío de Ezequiel no pudo seguir e Ismael decidió continuar solo. Pocos metros después, encontró la mochila: “Supe que estaba cerca”.
La siguiente pista fueron unas huellas. Las siguió durante doscientos metros y se topó con la campera del joven. “Eso me indicó que estaba en el camino correcto. El terreno se volvía cada vez más riesgoso, escarpado. Pero con precaución, trepé. Cada paso era una mezcla de tensión y esperanza”, describió.
Y continuó: “Arriba decidí bajar por la otra ladera. Ya me había tocado hacer rescates en situaciones similares. Usé la campera como referencia y empecé el descenso, agarrándome de las piedras, sin poder mirar abajo. Y ahí estaba. A menos de un metro. El cuerpo de Ezequiel”.
“Me quedé en silencio. No hay palabras para describir lo que se siente en ese momento. Solo me enfoqué en volver”, sostuvo. Allí, emprendió el regreso y reportó a la policía.
“No buscaba reconocimiento, solo quería ayudar a su familia. Darles la posibilidad de despedirse, de cerrar una etapa. Esa fue mi manera de honrar la amistad y de cumplir con mi vocación. Hoy me queda la tranquilidad de haber hecho lo que sentía correcto. Y el dolor inevitable de haber perdido a un amigo”, expresó Ayala, que en las últimas horas recibió una distinción de los Bomberos Voluntarios de Villa La Angostura por su labor.
